lunes, 3 de diciembre de 2007

EL PARTO EN LA YEGUA



EL PARTO EN LA YEGUA


Con la llegada del mes de enero, (hemisferio norte) se inicia a nivel de los criaderos, el nacimiento de los nuevos potros y potrancas que conformaran la generación de dicho año y que representaran una vez mas, la posibilidad de que dentro del grupo se encuentre alguno con las cualidades suficientes para convertirse en un nuevo campeón.
El estudio de rebaños salvajes ha enseñado que el parto de la yegua es un evento en el cual juegan papel importante los “lazos” o parentescos entre los individuos que conforman el rebaño. Al momento del parto, el semental o macho dominante del rebaño, junto al hijo (macho) mayor de la yegua que esta próxima a parir, se encargan de proteger a la misma de depredadores que pudieran ser atraídos a la escena del parto. El hijo mayor de la yegua hace equipo con su padre, siendo el momento del nacimiento uno de los pocos eventos en que los machos cooperan en defensa del rebaño. Definitivamente estas observaciones a nivel de rebaños salvajes distan completamente de lo que ocurre al momento del parto en la mayoría de los criaderos a nivel mundial, donde muchas de las yeguas alojan en sus vientres cuantiosas inversiones que requieren de una atención especial para garantizar un nacimiento exitoso.
En los establecimientos de cría manejados de manera intensiva, las yeguas preñadas de acuerdo a su fecha probable de parto, comienzan a ser ubicadas en potreros o pastos que se encuentran alrededor de la “maternidad” o como se conoce al establo dedicado al uso exclusivo de las yeguas que están próximas a parir. Dos a tres semanas previas a la posible fecha de parto, las yeguas comienzan a ser revisadas a diario. El propósito de tal revisión es determinar ciertos cambios que permiten establecer que el momento del parto esta cerca. La relajación de los ligamentos pélvicos y perineales, la elongación de la vulva, el desarrollo de las glándulas mamarias y la aparición de una secreción conocida como “wax”, la cual es precursora del calostro, son signos que permiten determinar que la yegua esta lista para parir. La mayoría de los partos ocurren entre las once de la noche y las cuatro de la mañana, es por esto, que cuando los signos antes mencionados se hacen evidentes, las yeguas son colocadas en establos o áreas donde la misma puede ser observada con facilidad en horas de la noche.
El inicio del parto no solo depende de factores inherentes al feto o a la yegua, es indispensable que el medio ambiente alrededor de la misma, sea lo suficientemente tranquilo y seguro para que esta se sienta confiada e inicie las labores de parto. En la yegua, el parto ha sido dividido en tres etapas claramente diferenciadas. La primera etapa puede producirse en un rango de treinta minutos a seis horas, en la misma, el feto juega un papel importante y activo tratando de adoptar la posición correcta dentro del útero que le permita avanzar sin problemas hacia el canal de parto. La yegua también colabora en el proceso y manifiesta signos similares a los que enseña un animal con dolor abdominal. La sudoración del cuello y los flancos, la frecuente micción y defecación, intranquilidad y ansiedad son otros de los signos observados. Esta primera etapa finaliza con la ruptura de las membranas fetales y la expulsión repentina y explosiva de un fluido rojizo, hecho que se conoce comúnmente como “ruptura de fuentes” o “romper aguas”. El segundo estadio, tiene una duración promedio de veinte minutos, sin embargo puede variar en un rango de diez a sesenta minutos, finalizando con la salida del potro al exterior. La yegua se “hecha” sobre uno de sus lados y comienza a contraer su abdomen fuertemente ayudando a la expulsión del potrillo. Junto al gran esfuerzo que realiza la madre, el potro también participa activamente en el proceso, por lo que potros débiles o moribundos, pueden complicar la culminación del nacimiento. Un factor indispensable para la ocurrencia normal del parto, es que el potro en la etapa previa, haya sido capaz de adoptar una posición correcta. Los miembros anteriores deben estar extendidos, uno ligeramente mas adelante que el otro y la cabeza perfectamente alineada y apoyada sobre los mismos, cualquier diferencia o alteración con esta posición impedirán el avance del potrillo a través del canal de parto y su salida al exterior. Las alteraciones en la posición correcta, se traducen en partos distócicos, los cuales en muchos casos pueden ser lo suficientemente complicados para producir la muerte del potro, de la yegua, o de ambos. La etapa que pone fin al evento del parto en la yegua, es la expulsión de las membranas fetales. Estas deberán ser expulsadas dentro las siguientes dos a seis horas posteriores al parto. Cuando la placenta no es expulsada dentro del rango normal, existe la posibilidad de que surjan problemas relacionados a la liberación de toxinas, las cuales pueden provocar entre otras alteraciones, una inflamación a nivel de los cascos de la yegua, conocida como infosura o laminitis, siendo en algunos casos tan severa que causa la muerte de la misma.
A pesar de toda la atención que se da al momento del parto, siempre existe la posibilidad de que problemas o situaciones irregulares afecten a la yegua, al potrillo o ambos. Las hemorragias, especialmente debidas a la ruptura de la arteria uterina, la ruptura del útero o del recto, y los cólicos post-parto son algunas de las condiciones que pueden afectar a la yegua. En el caso del potrillo la mayoría de los inconvenientes surgen, cuando por alguna dificultad al momento del parto, se compromete la disponibilidad de oxigeno para el mismo, provocando daños cerebrales que se traducen en potros con dificultad para mantenerse de pie y alimentarse, estos potros llamados “dummies”, implicaran cuidados intensivos, costosos, que no siempre serán exitosos y que con mucha seguridad desde temprana edad, limitaran la capacidad corredora del futuro atleta.

Dr. Enrique Castillo
equaid63@hotmail.com
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jueves, 1 de noviembre de 2007

LA VERSATILIDAD EN EL CABALLO DE CARRERA Parte 2

VERSATILIDAD EN EL CABALLO DE CARRERA PARTE 2

Federico Tesio con respecto al tema de la velocidad y la resistencia en el caballo de carrera decía, “ la velocidad extendida en el tiempo significa resistencia”. Para el, la variedad de teorías existente con respecto al tema y el empeño de los científicos por seguir buscando una explicación, significaba simplemente que ellos no habían encontrado ninguna que fuera completamente satisfactoria. La “versatilidad”, un concepto nuevo al menos para mi, del cual hablé en el artículo anterior, en mi opinión atenta aún más contra la “eficiencia” de los términos “sprinter” y “ stayer” para clasificar el accionar de un caballo en carrera, sin embargo, puede explicar el desempeño de algunos caballos, que de ninguna manera podía ser asociado a los términos propuestos. Por algún tiempo me he interesado en leer sobre aspectos relacionados con la velocidad y el accionar en carrera del caballo purasangre. De toda esta información, algo tengo bien claro, tal como lo he mencionado en otras oportunidades, la “velocidad” y la “resistencia” van de la mano y una no puede existir sin la otra. Tratando de ver el problema más claramente, me he planteado una manera distinta de definir y/o clasificar el accionar de los caballos en carrera, la cual particularmente para mi, describe mejor la manera como un animal se puede desempeñar en una competencia. Algunos caballos son capaces de desarrollar una “aceleración temprana”, esto les permite alcanzar su pico de velocidad en muy pocos segundos una vez se ha ordenado la largada, ir en busca de la punta y mantener un nivel competitivo generalmente sobre distancias cortas. Frank Mitchel, en su capítulo sobre biomecánica, al que ya he hecho referencia, explica textualmente que: “la habilidad de un caballo en movimiento para acelerar, proviene de los músculos y la mecánica en sus miembros posteriores”. Estos caballos cuentan con poderosos grupos musculares, bien desarrollados, a nivel de sus miembros posteriores, compuestos en un altísimo porcentaje por fibras de contracción rápida. Desde el punto de vista de la biomecánica, los mismos tienden a poner el “poder”o la potencia de sus músculos por encima de otro aspecto que esta ciencia estudia, como es el “largo” del paso. Otro grupo de caballos de “aceleración tardía”, necesitan algo más de tiempo para alcanzar su pico de aceleración. Estos, una vez en movimiento, son capaces de mantener su “ritmo” o “tren” por mayor tiempo, conservando su energía por mas tiempo y desempeñándose bien en recorridos mas largos. A diferencia de los caballo que alcanzan su pico de aceleración rápidamente, no son muy poderosos en lo que a la musculatura de los miembros posteriores se refiere. Estos animales se basan más en el ritmo y en el largo de su paso, que en la fuerza de propulsión de su musculatura. Ken McLean un reconocido estudioso del pedigrí, en su libro “Designing Speed in the Racehorse”, hace mención a la forma como se comportan los grandes caballos, ganadores de pruebas clásicas, esta perfectamente se ajusta al concepto de versatilidad que ya en el artículo anterior habíamos mencionado. Según Mc Lean, un caballo de carrera superior necesita ser capaz de acelerar en cualquier momento durante una carrera, en ocasiones hasta mas de una vez. Pareciera entonces, que un tercer grupo de caballos, aquellos con una “ aceleración versátil”, logran un perfecto balance entre todos aquellos factores que determinan la aceleración. Este balance no es solamente de “apariencia”, donde fenotipo y conformación juegan un papel fundamental, también debe ser biomecánico, donde variables tales como el largo del paso y la potencia, le permiten al animal tener la habilidad para manejar variadas situaciones, adaptándose y manteniéndose eficiente en su consumo de energía. Esa es la diferencia fundamental con aquellos caballos que solo pueden comportarse de una manera, bien sea acelerando temprano, o través de cierta distancia. El caballo que alcanza su tope de aceleración rápidamente, dejara de ser eficiente en el mismo momento que su accionar trate de ser administrado impidiéndole emplearse con toda su intensidad. Por supuesto, bajo esa forma de correr, por mas eficiente que sea, sus reservas de energía se agotaran rápidamente y será victima del cansancio. Por otro lado aquel que debe esperar cierto tiempo y recorrer cierta distancia antes de alcanzar un consumo de energía adecuado, fracasara si por alguna razón se ve forzado a acelerar antes de tiempo. Federico Tesio hace 100 años atrás, ya había sido capaz de observar la necesidad de respetar el accionar típico de cada animal. Tesio decía: “ Un jinete no puede hacer que su conducido recorra una distancia determinada en un tiempo mas rápido que el que la capacidad natural del mismo le permite”. Para Tesio, los jinetes mas exitosos eran aquellos que lograban entender perfectamente el “paso” o el “tren” del caballo que conducían, y aunque no hace mención del porque, me atrevo a pensar que el “mago” como se le conocía, ya sospechaba que probablemente de esta manera, respetando el accionar típico del animal, el mismo era capaz de emplearse bajo un consumo de energía eficiente.

Dr. Enrique Castillo
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LA VERSATILIDAD: UN NUEVO CONCEPTO EN EL CABALLO DE CARRERA

VERSATILIDAD UN NUEVO CONCEPTO EN EL CABALLO DE CARRERA

El accionar de un caballo en carrera es un tema que siempre me ha parecido interesante, y aunque lo hemos discutido previamente, existen tantos factores que influyen en la manera como un caballo se desempeña en una competencia, que todavía es mucho lo que podemos discutir sobre el tema. Dos términos comúnmente usados por los hípicos para definir el accionar de un caballo en carrera, “sprinters” y “stayers”, por mucho tiempo me han inquietado. Esta inquietud se fundamenta en el hecho de que tales términos, con dificultad y solo haciendo un gran esfuerzo por parte de quien lo desee, pueden describir claramente el desempeño de algunos animales que no se ajusta al accionar que identifican tales términos. Entre las variantes de los términos antes mencionados, tenemos que algunos animales son “galopadores”, con la misma ligereza de un “sprinter”, pero a diferencia de este, capaces de mantener un nivel competitivo en recorridos de “aliento”. Otros con un “remate” corto, también cuentan con la velocidad necesaria para seguir un tren exigente, pero sin la fuerza ni el aliento necesario para hacer efectivo ese remate en distancias largas. Por el contrario, algunos requieren de tiempo para desarrollar velocidad y solo logran alcanzarla en distancias suficientemente largas, para rebasar a los punteros en los tramos finales de la prueba. Tales “formas” o “maneras” de correr son especificas de cada caballo, y en cada uno de los ejemplos antes mencionados, ese “accionar”, debe ser respetado para obtener un nivel optimo de rendimiento en cada animal. Pero no todo termina aquí, y para hacer los términos aun mas “ineficientes”, debemos mencionar que existe un grupo de animales que por su “versatilidad”, de ninguna manera pudieran ser etiquetados con alguno de los términos antes mencionados. Días atrás tuve la oportunidad de volver a ver una de las carreras mas emocionantes que he podido presenciar, el Preakness State de 1971, segundo paso de la triple corona americana, ganado por un caballo de colores Venezolanos, Cañonero II. Al ver la carrera de nuevo sentí la misma emoción que experimente para aquel momento, cuando con apenas ocho años, y después de su victoria en el Derby, sentía a Cañonero II como mío. Pero además en esta oportunidad, el accionar de aquel “modesto” campeón, me llamo la atención y coincidía perfectamente con algunos conceptos que casualmente, apenas días atrás, había leído en un material que trataba sobre la Biomecánica y el caballo de carrera. El primero de Mayo de 1971, en el Derby de Kentucky, Cañonero II enfrenta a 20 de los mas clasificados caballos de tres años de todo los Estados Unidos. En esa oportunidad, el caballo, si mal no recuerdo, partiendo del puesto 15, queda al fondo del pelotón. Corriendo a las perdidas, el noble animal va incrementando su velocidad, avanzando desde la posición 18, para hacerse notar solo al momento de girar la ultima curva, alcanzando a los punteros, y rebasándolos a escasos metros de la raya para adjudicarse por algo mas de tres cuerpos la mas importante carrera a nivel mundial. Dos semanas después, el 15 de Mayo de 1971, seguramente sorprendiendo a mas de uno, y en especial a aquellos que después de su victoria en el Derby vaticinaban que el caballo nunca mas ganaría una carrera, Cañonero II, brinco al tiro y salió a buscar la carrera desde el “vamos”. Transcurrido los primeros metros de la prueba, Cañonero se enfrasco en una “feroz” lucha con un veloz animal llamado Eastern Fleet, la cual se extendió por mas de un kilómetro, para finalmente quebrar la resistencia de su rival y ganar la prueba, mejorando el record de pista establecido por Nashua en 1955 por tres quintos. Al igual que yo, muchos se preguntaran: ¿Como un caballo que apenas dos semanas antes se había comportado en carrera de una forma, era capaz de adaptarse a una situación completamente diferente y alcanzar la victoria en ambas ocasiones?. El termino “versátil” no lo había encontrado o escuchado anteriormente de alguna forma aplicado al accionar de un caballo de carrera. Frank Mitchel en el capitulo sobre biomecánica en su libro sobre teorías de cría, decía textualmente, “El caballo versátil es típicamente capaz de hacer cambios en su movimiento suavemente, manejando distintas superficies y condiciones, y adaptándose a diferentes estrategias y circunstancias durante la carrera”. El caballo durante el ejercicio, es mas eficiente, cuando alcanza un nivel optimo de consumo de energía. Tal como mencionamos anteriormente, es necesario respetar el “accionar” característico de cada animal para alcanzar tal nivel de eficiencia. Sin embargo, algunos caballos, tienen la habilidad de adaptarse a diferentes condiciones durante la carrera y todavía mantenerse eficientes, eso según Mitchel, ilustra la “versatilidad”. Mucho otros factores además de la eficiencia y la versatilidad están relacionados con el accionar de un animal en carrera, y con seguridad serán tema para próximos artículos, por ahora tiene que quedarnos bien claros que velocidad y resistencia no pueden ir por separado, que tal como hemos mencionado otras veces, la velocidad es la esencia del caballo de carrera, pero no puede haber velocidad sin resistencia. El punto exacto donde termina la velocidad y empieza la resistencia es quizás una de las incógnitas mas grandes que los estudiosos de la fisiología del ejercicio, en el caballo atleta, tendrán en algún momento que definir.

Dr. Enrique Castillo
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domingo, 14 de octubre de 2007

LA MEDICACION PRE CARRERA

LA MEDICACION PRE CARRERA


La vida atlética del caballo de carrera comienza oficialmente en el mismo momento en que hace su debut en una prueba pública. Sin embargo, alcanzar este momento no es una tarea fácil. El animal debe sortear una serie de factores, algunos propios, pero otros completamente externos a él y muchas veces tan poco controlables como el factor suerte. Con seguridad, la posibilidad de que un purasangre de carrera alcance el momento del debut comienza a fraguarse a escasas horas de su nacimiento. Las primeras dos horas de vida de un potrillo serán vitales en el desarrollo futuro del animal, pues la ocurrencia normal de una serie de eventos relacionados tanto con el potro como con su madre en ese breve período de tiempo, dejarán ver en un alto porcentaje la posibilidad de obtener un animal lo suficientemente resistente, capaz de sobrellevar sin problemas los primeros dos años de vida. De tal forma que antes de ingresar al hipódromo, la crianza del futuro atleta implicara una variedad de situaciones que pudieran ser las responsables de potenciales problemas que afectarán el desempeño atlético del caballo una vez que comience su entrenamiento.
El potencial atleta entra al hipódromo normalmente a los dos años. A esta edad, el sistema músculo-esquelético del animal no es lo suficientemente maduro para ser sometido a programas de entrenamiento muy fuertes. La consecuencia directa de lo anterior, es que un alto porcentaje de animales que logran debutar a los dos años, finaliza la temporada con lesiones suficientemente significativas, que en algunos casos los retiran de la pista para siempre. En algunos países fundamentalmente de Europa, consideran la campaña de dos años como una preparatoria, los potros, animales con altas posibilidades de lesionarse, limitan su participación a competencias en distancias cortas y preferiblemente en pistas de grama, superficie esta que ejerce un menor trauma sobre los miembros del animal.
Datos estadísticos recopilados en países hípicamente desarrollados, nos permiten ver algunos de los principales problemas que limitan la vida atlética de un caballo, llegando al extremo, en algunos casos, de no ser capaces de realizar su debut. Por ejemplo en Inglaterra, entre las causas que separan a un caballo del trabajo diario, más del 60 % están asociadas con problemas del sistema músculo-esquelético, mientras que otro 20 % tiene que ver con problemas del aparato respiratorio. Las lesiones del sistema músculo-esquelético implican el daño de huesos, músculos, ligamentos y tendones. Es lógico imaginarse, que como cualquier atleta en cualquier deporte, debe existir un deterioro normal causado por el esfuerzo de la competencia, el efecto acumulativo del “stress” sobre articulaciones, tendones y ligamentos producto de una extensa carrera deportiva, a la larga terminarán con la vida útil del atleta. ¿ Pero que puede acelerar este proceso de deterioro?. En algunos casos podemos decir que existe una predisposición propia del animal a sufrir lesiones. Problemas severos de conformación no corregidos en los primeros meses de vida, así como fallas en el proceso de osificación de los huesos acelerarán la aparición de lesiones. Por otro lado y aquí el factor suerte es fundamental, la aplicación de regímenes de entrenamiento no acordes con la capacidad y adaptación al ejercicio de los principales componentes del sistema músculo-esquelético, conllevan el colapso de los mismos. Las patologías del sistema respiratorio que afectan al caballo de carrera ocupan el segundo lugar entre las que en mayor porcentaje limitan la carrera atlética del animal. Una condición conocida como hemorragia pulmonar inducida por el ejercicio implica el daño de vasos sanguíneos a nivel pulmonar y en consecuencia la presencia de sangre a lo largo de las vías respiratorias durante la carrera. El grado del sangramiento es variable, pero en su punto más severo la sangre puede fluir desde los ollares del animal conociéndose tal situación con el nombre de epistaxis bilateral. En la mayoría de los hipódromos, la ocurrencia de epistaxis en un caballo en carrera, implica la suspensión del mismo hasta por tres meses y en aquellos casos en los cuales la condición se repite los animales son vetados de por vida para participar en pruebas públicas.
Tal realidad no escapa a la mayoría de las autoridades hípicas en los distintos países, la medicación pre-carrera está reglamentada en muchos de los principales hipódromos a nivel mundial, casualmente los únicos medicamentos permitidos para correr, Lasix y Butazolidina actúan respectivamente en función de disminuir el efecto negativo del sangramiento y de las lesiones a nivel del sistema locomotor del caballo. El uso del Lasix en un hipódromo como La Rinconada, en Caracas, Venezuela, es casi obligatorio. El esfuerzo respiratorio que debe realizar un caballo en La Rinconada a casi mil metros sobre el nivel del mar sólo puede ser sobrellevado por los efectos beneficiosos que este medicamento ejerce para disminuir el sangramiento. De igual manera la Butazolidina permite hasta cierto punto, aliviar las dolencias de un gran número de caballos que hacen campaña en nuestros hipódromos, los cuales entre otras cosas, son victimas del ejercicio diario en pistas que a pesar del esfuerzo que se hace, no tienen el mantenimiento necesario para garantizar la seguridad de los animales que allí se ejercitan. Tales medicamentos con sus limitaciones, indicados bajo un criterio profesional adecuado, son capaces de producir una mejoría marcada en el animal que se traduce en un mejor desempeño atlético durante la competencia.
Algunas estadísticas obtenidas en Australia tras el seguimiento de 1800 animales, demuestran que del total que logra debutar, ya sea a los dos o tres años de edad, el 71% de ellos logran continuar corriendo por una temporada más y solamente un 46% lo hace durante dos temporadas después de su primera campaña. Las lesiones que implican limitación o impedimento para realizar el ejercicio, en el mejor de los casos terminan con la salida del animal del hipódromo para ser destinados a otros fines. Sin embargo un porcentaje afortunadamente bajo de competidores, termina su vida pistera, con lesiones lo suficientemente severas como para indicar la eutanasia del mismo o envueltos en accidentes fatales en carrera tras una lesión, lo que implica un serio riesgo tanto para los jinetes como para el resto de los competidores.

Dr. Enrique Castillo
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TEMPERAMENTO Y VELOCIDAD EN EL CABALLO DE CARRERA

TEMPERAMENTO Y VELOCIDAD EN EL CABALLO DE CARRERA


La “energía nerviosa”, esta fue la manera como Federico Tesio exitoso criador de caballos purasangre, denomino una condición propia de los mismos la cual según sus observaciones, estaba específicamente relacionada con la velocidad. De acuerdo con esto, en el articulo anterior coincidíamos que junto a factores tales como fenotipo, metabolismo celular y entrenamiento, había un factor mucho menos estudiado relacionado con la actitud, el temperamento o la intensidad con la que el animal se desempeñaba durante el ejercicio y el cual contribuía significativamente a caracterizar la manera como el caballo accionaría durante todo el trayecto de la competencia. Un relato sobre el desempeño de Funny Cide en los días previos y durante el Belmont Stake del 2003, ilustraba perfectamente mucho de lo expuesto en ese articulo y particularmente, de alguna manera, hacia referencia a esa condición que Tesio hace ya algún tiempo atrás había sido capaz de observar.
La mañana del 3 Junio, solo días antes del Belmont Stake (ultimo paso de la Triple Corona Americana), Robin Smullen la “exercise rider’ o jinete traqueador de Funny Cide hacia lo imposible por contener al espectacular animal en su trayecto al punto donde debía levantar el galope para iniciar su ejercicio final en preparación al Belmont. Cuando ella finalmente lo soltó, este “voló” a través del primer furlong (1 furlong = 200mts.) en 11.18 segundos. Funny Cide continuo haciendo fuerza, Smullen le dio un poco mas de rienda y dejo al animal accionar cubriendo la media milla en 45.03 segundos para finalizar su ajuste de 1000 metros en 57.82 segundos, siendo el ejercicio mas veloz del día para la distancia. De inmediato surgieron comentarios, para muchos de los entrenadores rivales el ejercicio lucia demasiado “veloz”, especialmente para un caballo “agresivo”, al cual le seria muy difícil administrar su velocidad a través de los 2400 metros del Belmont Stake. Para Jerry Bailey jinete de Empire Maker, principal rival de Funny Cide en la carrera, el accionar del animal durante su “ajuste”, significo una sola cosa, las aspiraciones del mismo se verían drásticamente afectadas por la “intención”del animal. El 7 Junio día de la carrera, el análisis de los expertos sugería que para ganar el Belmont, José Santos jockey de Funny Cide tendría que “administrar” la velocidad inicial del animal en los primeros metros de la prueba. “Si Funny Cide no se “relajaba” y esperaba por las ordenes, si la delicada negociación entre el jockey de 110 libras y su conducido de 1000 libras fallaba, Funny Cide se “consumiría” en la pelea”.
Al darse la partida Santos y Funny Cide tomaron la delantera, el jockey se paro ligeramente sobre los estribos haciendo esfuerzos por contener la intención del animal, tal como Jerry Bailey había manifestado, era evidente la “pelea” entre el competitivo atleta y su jockey, cada uno tratando establecer su propio “tren de carrera”. Uno pensado, estudiado, el de Santos que sabia tenia que administrar la velocidad de su caballo a lo largo de todo el trayecto, conservando la energía suficiente para aguantar el avance de sus rivales en los metros finales de la misma. El otro, el de Funny Cide, irracional, testarudo y cargado de la intención que tiene un caballo de carrera superior cuando se trata de correr. Por otro lado, Bailey y Empire Maker hacían lo suyo para hacer aun mas dura la tarea de Santos. Bailey colocaba a su ejemplar a escasos metros del puntero, accionando de una manera mas relajada, pero estimulando al líder a aumentar su deseo de acelerar a mayor velocidad. Cuando giraron la ultima curva Santos, ahora si, animaba a su caballo a correr, sin embargo gran parte de la energía del mismo, se había “quedado en el bocado” durante la pelea que Funny Cide había entablado con su jockey en los metros iniciales de la prueba. Bailey, apenas estimulo ligeramente a Empire Maker y este rebaso con facilidad al puntero para terminar con las aspiraciones del mismo de triple coronarse.
Tras el análisis de sus observaciones Tesio sugirió que la calidad de un purasangre depende de la combinación de varios caracteres, (fenotipo, la biomecánica, el metabolismo celular etc.), todos estos influenciados por esa disposición, deseo o fuerza para correr que el denomino energía nerviosa. En mi opinión, el purasangre de carrera es el producto de un “pool” de genes seleccionados bajo un solo criterio, correr velozmente. Todos, unos mejor que otros están “construidos” para hacerlo. Las diferencias en el accionar de cada animal durante la carrera, bien sea “sprinter” o “stayer” (velocista o rematador) dependerá de la habilidad o la disposición del animal para controlar o administrar esa “energía”. Aquellos mas “educados” accionaran de una manera “relajada”, tal como mencionaban los expertos en sus análisis previos al Belmont, “esperando por las ordenes”, bajo un consumo energético optimo. Otros como Funny Cide, a pesar de su gran calidad y nivel competitivo, por su temperamento serán menos hábiles de controlar ese deseo de correr velozmente, eso en distancias cortas o intermedias probablemente los hace imbatibles, pero cuando las pruebas se alargan o la pelea en los tramos iniciales es fuerte, la intensidad con la que se desempeñan los agota mas rápidamente cediendo ante el cansancio en los metros finales de la prueba.

Dr. Enrique Castillo
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EL TREN DE CARRERA Y LA VELOCIDAD EN EL CABALLO DE CARRERA

EL TREN DE CARRERA Y LA VELOCIDAD EN EL CABALLO DE CARRERA

Buscando información para escribir este articulo, la siguiente aseveración llamo mi atención “Los más experimentados Handicappers a nivel mundial han establecido que el análisis de una competencia empieza y termina con el “paso” o “ritmo” de la misma”, o como más comúnmente se le conoce en nuestro hipismo con el “tren de carrera”. De inmediato surgieron algunas preguntas, “Que establece o define el accionar de un caballo durante la carrera”?, “Que produce las diferencias entre el “tren” que imponen unos u otros”?, “Seria posible cambiar las características corredoras de un animal”?. A continuación profundizaremos en el tema para encontrarle respuesta a alguna de ellas.
Efectivamente, cuando se hace el análisis de las ultimas actuaciones de todos los participantes inscritos en una carrera, unos mejor que otros podrán estimar o suponer como podría desarrollarse la misma. Al abrirse las puertas del “Starting Gate”, algunos animales brincaran al “tiro” alcanzando una máxima aceleración para tomar la punta a pocos segundos de la partida. Un segundo grupo se ubicara a escasos cuerpos de los punteros en posiciones intermedias y por ultimo algunos de los competidores quedaran al fondo del pelotón esperando el mejor momento para “acelerar”. La manera como la carrera se desarrolla y el resultado de la misma varia de competencia en competencia, sin embargo en líneas muy generales, si el accionar al inicio del trayecto es muy intenso o “suicida”, el agotamiento de varios de los animales que pelean la punta, debería traducirse en beneficio de alguno de los competidores que corriendo de una forma mas “administrada”, conservan sus energías para “atropellar” en los metros finales de la prueba. En otras oportunidades, los “punteros” pueden accionar de una manera mas cómoda conservando las fuerzas suficientes para mantener la delantera a través de todo el trayecto.
El accionar de un caballo en carrera va a depender de la combinación en el mismo de una serie de factores, algunos de ellos bien documentados como el tipo corporal y el tipo de células musculares presentes. Los caballos que tienden a buscar la carrera desde el “vamos”, físicamente son caballos con un mayor desarrollo muscular, de cabeza pequeña y cuello algo mas corto y el cuerpo mas largo en relación al largo de las patas. Sus músculos están formados por un tipo de fibra muscular que se contrae rápidamente y que es capaz de funcionar en condiciones anaeróbicas, el tren posterior de los veloces caballos “cuartos de milla” esta constituido en un 100% por este tipo de fibra muscular. Por otro lado los caballos que no alcanzan tal aceleración en los tramos iniciales del recorrido, pero que son hábiles de mantener un ritmo parejo por un tiempo mayor, tienden a ser caballos mas finos, con huesos ligeros y un desarrollo muscular mayor a nivel de las espaldas en comparación con los miembros posteriores, sus células musculares se contraen mas lentamente pero las mismas son más resistentes a la fatiga. Un factor menos documentado, en mi opinión muy particular, tiene que ver con la actitud o temperamento del animal. Federico Tesio catalogado como un “mago” de la cría del purasangre, en su libro “La cría del caballo de carrera”, hace mención a una actitud que él denomina “energía nerviosa” y que de acuerdo a sus observaciones es sinónimo de velocidad. Ese concepto mencionado por Tesio, también fue utilizado por John Hislop criador del gran Brigadier Gerard en su libro “Breeding for Racing”. Hislop haciendo referencia a la “energía nerviosa”, sugiere que la misma esta estrechamente relacionada con el temperamento del animal y que una dosis adecuada de la misma es necesaria para lograr un caballo de carrera superior. Pareciera entonces, que existe un componente diferente al físico que tiene que ver con el temperamento y que implica una mayor intensidad o intención al momento de realizar el ejercicio.
Estudios realizados en el campo de la fisiología del ejercicio han concluido que la locomoción del animal es un proceso que requiere de energía, de acuerdo a estos estudios los caballos son hábiles de seleccionar un nivel de velocidad en el cual el consumo de energía es mínimo. En otras palabras, existe un nivel de velocidad energéticamente optimo, en el cual la cantidad de oxigeno necesaria para recorrer una distancia determinada alcanza un mínimo valor. De acuerdo con esto, ese nivel de velocidad energéticamente optimo es propio de cada caballo y alterarlo significará un consumo energético menos eficiente que se traducirá en la fatiga temprana del animal. Tratar de cambiar el “estilo” o la manera de correr que tiene cada caballo con seguridad provocará el mal desempeño del mismo. En mas de una oportunidad hemos visto a un jockey tratando de controlar la intención que tiene un caballo cuando quiere correr en la punta, el resultado y tal como se conoce en el medio hípico es que el animal se “desgasta en el filete o bocado”. Peleando por imponer su ritmo normal de carrera, con sus energías completamente agotadas, finalizara sin duda al fondo del pelotón. Lo contrario produce el mismo efecto, el animal que usualmente corre a las “perdidas” es obligado a pasar parciales suicidas en los primeros metros de la prueba, para abandonar la lucha rápidamente y finalizar agotado en el ultimo lugar. Bien lo dice Tesio en el libro antes mencionado, “Los jockeys más exitosos, son aquellos con el mejor juicio del “paso” o “tren de carrera”, siendo el “paso” según el mismo Tesio, “el tiempo que le llevara a su conducido recorrer cierta distancia”.
De acuerdo con lo antes expuesto, el accionar de un purasangre de carrera durante una competencia, bajo condiciones normales, es predecible y repetitivo, convirtiéndolo en una variable de gran valor al momento de seleccionar el posible ganador de una prueba. Todo los caballos de acuerdo a su manera de correr son catalogados de “Sprinters” o “Stayers” (nombres que se da respectivamente a los caballos que enseñan velocidad o resistencia), sin embargo no ha sido fácil determinar donde termina la velocidad y empieza la resistencia, lo único cierto es que el purasangre de carrera ha sido seleccionado para correr velozmente y no puede haber velocidad sin resistencia, el caballo más veloz es aquel que recorre una determinada distancia en el menor tiempo posible, pasando la raya en el primer lugar, independientemente de la posición que el mismo haya ocupado en los tramos iniciales o intermedios del recorrido.


Dr. Enrique Castillo
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EFECTO DEL EJERCICIO SOBRE EL SISTEMA MUSCULO ESQUELETICO DE ANIMALES JOVENES


EFECTO DEL EJERCICIO SOBRE EL SISTEMA MUSCULO ESQUELETICO DE ANIMALES JOVENES

La industria del caballo purasangre de carrera, cada vez mas, tiende a la “aceleración” o al dinamismo de cada una de las fases o eventos que se suceden dentro del complicado proceso que significa obtener, levantar y mantener un animal de este tipo. Por esta razón, vemos que la tendencia de los criadores a nivel mundial, es obtener animales cargados de “precocidad”, lo que le permite a los mismos, dar sus primeros pasos en las pistas a escasos días de haber alcanzado los dos años de edad. Este afán de aceleración, se ha visto en cierta forma frenado por el temor a causar daños irreversibles en los componentes del sistema músculo-esquelético de jóvenes atletas. La posibilidad de provocar lesiones en animales jóvenes, tras el inicio de un programa de entrenamiento, antes de que huesos, músculos, ligamentos y tendones alcancen la madurez necesaria para garantizar la fortaleza y estabilidad de los miembros del animal, han retardado los deseos de propietarios y entrenadores, por ver a sus ejemplares compitiendo en pruebas publicas.
Por años, el proceso de maduración de animales jóvenes (yearlings), menores de dos años de edad, ha implicado una primera fase la cual tiene lugar en el haras o criadero. El ejercicio a potrero es considerado fundamental para el desarrollo de animales fuertes, capaces de soportar los rigores y el “stress” que acompañaran al joven potrillo una vez comenzado el programa de entrenamiento a nivel del hipódromo. La posibilidad de criar sus animales a potrero, ha sido por años una especie de sello de garantía que le da a cualquier criador, la seguridad de estar produciendo animales suficientemente fuertes para enfrentar con éxito su vida como atletas. La siguiente fase en este camino hacia la actividad atlética, se produce a nivel del hipódromo. La entrada de un potrillo de dos años al hipódromo para iniciar un programa de entrenamiento, implica en la mayoría de los casos, una serie de consideraciones y cuidados con el animal de manera de evitarle cualquier contratiempo que pudiera poner en peligro la vida atlética del mismo. Tras su arribo al hipódromo, el joven atleta limitara su actividad física, en principio, solo a caminar por algunos de los “senderos” o “picaderos” que se encuentran en el área de las caballerizas. Posteriormente y de acuerdo a la experiencia y criterio de su entrenador, irá a la pista, y tras varias jornadas de entrenamiento, el animal será progresivamente exigido pasando de solamente trotar, a galopar, hasta alcanzar el acondicionamiento necesario para “brisear” o en otras palabras, realizar ejercicios que implican mayor velocidad y significan el haber alcanzado el grado de condición necesaria para participar competitivamente en una prueba publica.
Lo antes expuesto, sin duda, debe sonar familiar a cualquiera que de una u otra forma haya estado involucrado directamente con las actividades relacionadas a la vida atlética de un caballo de carrera. Para aquellos que viven y disfrutan el espectáculo desde la “barrera”, seguramente esta introducción estará llena de lógica y sentido de conservación. Sin embargo, lo que hasta ahora había servido como una especie de “freno” a este afán de velocidad que envuelve a la industria, podría comenzar a cambiar.
Estudios realizados en los últimos años han fortalecido la idea, que el ejercicio de cierta intensidad a temprana edad, hecho de una manera adecuada, lejos de aumentar el riesgo de sufrir lesiones, favorecerá el acondicionamiento y la adaptación del sistema músculo-esquelético del animal, disminuyendo la posibilidad de que se produzcan daños a largo plazo. Es conocido que los huesos de los caballos atletas deben sufrir a lo largo de su vida un proceso de remodelación, que les permita alcanzar una forma capaz de soportar el “stress” o presión que se pone sobre los mismos durante la carrera. Los estudios realizados, han evaluado los cambios que ocurren en la forma de la “caña” o tercer hueso metacarpiano del miembro de anterior de un caballo luego de ser sometido a ejercicios de diferente intensidad. La “caña” o tercer metacarpiano de un animal joven, el cual no ha sido sometido a ningún tipo de ejercicio es casi perfectamente redonda. Para soportar la presión que se pone sobre el mismo durante la carrera, este hueso debe adoptar una forma elíptica, haciéndose más grueso hacia la cara anterior y hacia los lados. Lo que los estudios han demostrado, es que a pesar de que los huesos del caballo sufren una remodelación natural, provocada por la actividad que los potrillos realizan en los potreros o por algún tipo de ejercicio casual, esta no es adecuada y la forma adoptada por el hueso no le permitirá soportar el trauma y la fatiga que se producen sobre el mismo durante la carrera. Mas aun, los experimentos realizados con animales ya en entrenamiento han demostrado, que ejercicios de mayor intensidad tales como el trote o el galope, tampoco estimulan lo suficientemente al hueso para que adopte la forma necesaria que le dé solidez y resistencia. Las conclusiones de estos trabajos han sido claras, solo con ejercicios que impliquen velocidad se puede alcanzar la remodelación adecuada que prepara al hueso para soportar el “stress” de la carrera. Dicho de otra forma, según estos estudios, las practicas tradicionales utilizadas con miras a ir introduciendo gradualmente un joven atleta a niveles de ejercicio cada vez más exigentes, no son capaces de preparar los huesos de los mismos para correr. Por esta razón, luego de meses de cuidar al animal, tras su primer ejercicio fuerte o “briseo”, inexplicablemente para su entrenador, ocurre lo inevitable, la “caña” del potrillo cede al esfuerzo del trabajo produciendo entre otras posibles lesiones, las conocidas “cañeras”, condición que afecta a un alto porcentaje de animales jóvenes al inicio de su carrera atlética, retardando su debut y traduciéndose en perdida de tiempo y dinero.
Es de hacer notar que estos estudios han sido realizados exclusivamente a nivel del tercer metacarpiano o “caña” del caballo, otras estructuras tales como articulaciones o tendones no han sido incluidas en estos estudios, sin embargo los investigadores no descartan que el efecto de un ejercicio controlado y adecuado, de mayor intensidad, a temprana edad, también pudiera ser beneficioso para la adaptación de estas estructuras al esfuerzo de la carrera. Definitivamente el problema es complejo e implica cambios en los métodos tradicionales tanto de crianza como de entrenamiento. Nuevas tácticas o métodos deberán ser desarrollados de manera de introducir a los futuros atletas en programas de entrenamiento que implique ejercicios de velocidad a más temprana edad.


Dr. Enrique Castillo
equaid63@hotmail.com
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PREPARACION DEL CABALLO PARA LA CARRERA


PREPARACION DEL CABALLO PARA LA CARRERA
El entrenamiento de un atleta, deportista de alto nivel para una competencia, es el producto de meses y hasta años de preparación tanto física como mental, que le permiten al mismo adquirir un tope de condición que alcanza su máxima expresión a escasa horas del inicio de la competencia. El entrenamiento diario prepara a los atletas para que su organismo funcione de una manera eficiente durante el ejercicio, pero sumado a esto, el estímulo de la competencia genera sensaciones tales como el miedo o la excitación, que provocan la secreción de sustancias por parte del organismo, cuya función es generar un estado de alerta que, casualmente, prepara a los principales sistemas corporales para hacerlos más eficientes durante la actividad física. En el caso específico del caballo en su estado más natural, este tipo de sustancias se liberan para estimular en él mismo, una respuesta de defensa a una situación de peligro como puede ser la presencia de algún depredador. Los sistemas corporales se sumaran para que el caballo utilice de la forma más eficiente su principal mecanismo de defensa, la velocidad.
¿Pero qué ocurre en el caballo de carrera?; ¿en qué consiste ese proceso de adaptación o acondicionamiento a la actividad física?; ¿qué sucede a escasa horas del inicio de la competencia?.
El entrenamiento de un caballo de carrera, consiste principalmente, de galopes diarios sobre distancias que pueden variar entre los dos kilómetros y los tres kilómetros y medio, combinado con ejercicios de velocidad sobre distancias más cortas conocidos como “briseos”. A medida que el caballo se va acondicionando al ejercicio el nivel de exigencia del mismo debe ir aumentando progresivamente, este aumento progresivo en el nivel de entrenamiento es lo que permite la adaptación física y mental del caballo al ejercicio. Sí al caballo no se le exige progresivamente en el entrenamiento, él puede alcanzar algún grado de condición, pero nunca a un nivel que le permita desempeñarse con éxito en carrera. Lograr que el caballo alcance el tope de su condición no es tarea fácil, el ejercicio excesivo, no controlado, denominado comúnmente como “overtraining” puede debilitar y provocar el colapso de los principales sistemas corporales del animal, causándole trastornos tales como inapetencia, depresión y quizás lo más importante, lesiones a nivel de su sistema locomotor. El entrenamiento diario va a influir directamente sobre el sistema respiratorio y cardio-vascular haciendo más eficiente durante el ejercicio el aporte de oxigeno y compuestos energéticos a los tejidos, en especial al músculo. Igualmente, procesos tales como la termoregulación y la eliminación de sustancias producto del metabolismo, que causan fatiga muscular, también se ven mejorados. La adaptación cardio-respiratoria al ejercicio ocurre mucho más rápido que la del sistema músculo-esquelético, esto es importante a considerar ya que al mejorar la disposición del caballo ante el ejercicio, sin haber alcanzado el acondicionamiento de músculos, tendones, ligamentos y huesos, el caballo estará propenso a sufrir lesiones en sus miembros. El acondicionamiento de músculos, ligamentos y tendones mejora el desempeño del caballo durante el ejercicio, pero también y quizás aun más importante, le da a los miembros la estabilidad necesaria para soportar no sólo el peso del caballo, sino también el del jinete, que al final de la carrera en el animal fatigado, se multiplican varias veces causando lesiones.
Cuando el caballo alcanza el tope de condición adopta una actitud de “superioridad”, con ella nos está diciendo que quiere correr, y en su más simple “raciocinio” animal, él se siente preparado física y mentalmente para competir. Esta actitud, en mi opinión personal, ya que no ha sido estudiada en el caballo, la asocio con el “estado de euforia” que provocan en los atletas humanos unas sustancias producidas por el organismo conocidas como endorfinas, altos niveles de las mismas han sido asociados a la práctica de actividad física provocando en las personas que se ejercitan regularmente un estado placentero físico y mental. Como podemos ver el acondicionamiento físico del caballo no sólo implica cambios a nivel cardio-respiratorio y músculo-esquelético para que estos sistemas sean más eficientes durante el ejercicio, también implica un cambio de conducta, un estado de animo que se alcanza bajo un régimen de entrenamiento exigente pero progresivo, que permita la adaptación del animal a los niveles de exigencia sin provocar el colapso del mismo.
El día de la carrera el caballo espera calmadamente en su “puesto”, aproximadamente unas dos horas antes de la hora de partida comienza la ultima fase de la preparación del animal para afrontar la competencia. Desde el mismo momento que su caballerizo abre la puerta del “puesto”, rompe su calma y lo toma de la jáquima para comenzar a “vestirlo”, (colocación de los implementos que usa el caballo para correr) se inician una serie de eventos asociados a la liberación de una sustancia conocida como adrenalina, los cuales crecen progresivamente, alcanzando su nivel máximo a escasos minutos de la partida. Apenas el caballo deja su caballeriza, el corazón comienza a latir más rápidamente, alcanzando los 70 a 90 latidos por minuto al momento del ensillaje. El bazo, órgano ubicado en la cavidad abdominal, que en el caballo actúa como reservorio de glóbulos rojos, se “exprime” y lanza al torrente sanguíneo un gran número de células rojas extra, un “doping”sanguineo que ocurre de forma natural, ambos eventos facilitan el transporte de oxigeno por la sangre hacia los tejidos. La respiración, así como la cantidad de aire inhalado y exhalado van elevándose gradualmente de acuerdo a las necesidades corporales de oxigeno, las cuales pueden aumentar hasta treinta y cinco veces con respecto al reposo. Estos eventos junto a otros más, se van sucediendo gradualmente durante el proceso de “calentamiento” del animal, alcanzando su máximo nivel, cuando el caballo ya dentro del aparato de partida, espera sólo el timbre para comenzar a correr.
Nos podríamos preguntar entonces, ¿el caballo corre asustado?, quizás algo de eso puede ocurrir en el potro indócil que hace su debut, igual que cualquier novato en cualquier deporte puede ser presa del nerviosismo, sin embargo el caballo, un animal de habito, se acostumbra a la carrera, a la cercanía de otros caballos en el pelotón, al publico, al terronazo, al látigo a la victoria.

Dr. Enrique Castillo
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