domingo, 14 de octubre de 2007

LA MEDICACION PRE CARRERA

LA MEDICACION PRE CARRERA


La vida atlética del caballo de carrera comienza oficialmente en el mismo momento en que hace su debut en una prueba pública. Sin embargo, alcanzar este momento no es una tarea fácil. El animal debe sortear una serie de factores, algunos propios, pero otros completamente externos a él y muchas veces tan poco controlables como el factor suerte. Con seguridad, la posibilidad de que un purasangre de carrera alcance el momento del debut comienza a fraguarse a escasas horas de su nacimiento. Las primeras dos horas de vida de un potrillo serán vitales en el desarrollo futuro del animal, pues la ocurrencia normal de una serie de eventos relacionados tanto con el potro como con su madre en ese breve período de tiempo, dejarán ver en un alto porcentaje la posibilidad de obtener un animal lo suficientemente resistente, capaz de sobrellevar sin problemas los primeros dos años de vida. De tal forma que antes de ingresar al hipódromo, la crianza del futuro atleta implicara una variedad de situaciones que pudieran ser las responsables de potenciales problemas que afectarán el desempeño atlético del caballo una vez que comience su entrenamiento.
El potencial atleta entra al hipódromo normalmente a los dos años. A esta edad, el sistema músculo-esquelético del animal no es lo suficientemente maduro para ser sometido a programas de entrenamiento muy fuertes. La consecuencia directa de lo anterior, es que un alto porcentaje de animales que logran debutar a los dos años, finaliza la temporada con lesiones suficientemente significativas, que en algunos casos los retiran de la pista para siempre. En algunos países fundamentalmente de Europa, consideran la campaña de dos años como una preparatoria, los potros, animales con altas posibilidades de lesionarse, limitan su participación a competencias en distancias cortas y preferiblemente en pistas de grama, superficie esta que ejerce un menor trauma sobre los miembros del animal.
Datos estadísticos recopilados en países hípicamente desarrollados, nos permiten ver algunos de los principales problemas que limitan la vida atlética de un caballo, llegando al extremo, en algunos casos, de no ser capaces de realizar su debut. Por ejemplo en Inglaterra, entre las causas que separan a un caballo del trabajo diario, más del 60 % están asociadas con problemas del sistema músculo-esquelético, mientras que otro 20 % tiene que ver con problemas del aparato respiratorio. Las lesiones del sistema músculo-esquelético implican el daño de huesos, músculos, ligamentos y tendones. Es lógico imaginarse, que como cualquier atleta en cualquier deporte, debe existir un deterioro normal causado por el esfuerzo de la competencia, el efecto acumulativo del “stress” sobre articulaciones, tendones y ligamentos producto de una extensa carrera deportiva, a la larga terminarán con la vida útil del atleta. ¿ Pero que puede acelerar este proceso de deterioro?. En algunos casos podemos decir que existe una predisposición propia del animal a sufrir lesiones. Problemas severos de conformación no corregidos en los primeros meses de vida, así como fallas en el proceso de osificación de los huesos acelerarán la aparición de lesiones. Por otro lado y aquí el factor suerte es fundamental, la aplicación de regímenes de entrenamiento no acordes con la capacidad y adaptación al ejercicio de los principales componentes del sistema músculo-esquelético, conllevan el colapso de los mismos. Las patologías del sistema respiratorio que afectan al caballo de carrera ocupan el segundo lugar entre las que en mayor porcentaje limitan la carrera atlética del animal. Una condición conocida como hemorragia pulmonar inducida por el ejercicio implica el daño de vasos sanguíneos a nivel pulmonar y en consecuencia la presencia de sangre a lo largo de las vías respiratorias durante la carrera. El grado del sangramiento es variable, pero en su punto más severo la sangre puede fluir desde los ollares del animal conociéndose tal situación con el nombre de epistaxis bilateral. En la mayoría de los hipódromos, la ocurrencia de epistaxis en un caballo en carrera, implica la suspensión del mismo hasta por tres meses y en aquellos casos en los cuales la condición se repite los animales son vetados de por vida para participar en pruebas públicas.
Tal realidad no escapa a la mayoría de las autoridades hípicas en los distintos países, la medicación pre-carrera está reglamentada en muchos de los principales hipódromos a nivel mundial, casualmente los únicos medicamentos permitidos para correr, Lasix y Butazolidina actúan respectivamente en función de disminuir el efecto negativo del sangramiento y de las lesiones a nivel del sistema locomotor del caballo. El uso del Lasix en un hipódromo como La Rinconada, en Caracas, Venezuela, es casi obligatorio. El esfuerzo respiratorio que debe realizar un caballo en La Rinconada a casi mil metros sobre el nivel del mar sólo puede ser sobrellevado por los efectos beneficiosos que este medicamento ejerce para disminuir el sangramiento. De igual manera la Butazolidina permite hasta cierto punto, aliviar las dolencias de un gran número de caballos que hacen campaña en nuestros hipódromos, los cuales entre otras cosas, son victimas del ejercicio diario en pistas que a pesar del esfuerzo que se hace, no tienen el mantenimiento necesario para garantizar la seguridad de los animales que allí se ejercitan. Tales medicamentos con sus limitaciones, indicados bajo un criterio profesional adecuado, son capaces de producir una mejoría marcada en el animal que se traduce en un mejor desempeño atlético durante la competencia.
Algunas estadísticas obtenidas en Australia tras el seguimiento de 1800 animales, demuestran que del total que logra debutar, ya sea a los dos o tres años de edad, el 71% de ellos logran continuar corriendo por una temporada más y solamente un 46% lo hace durante dos temporadas después de su primera campaña. Las lesiones que implican limitación o impedimento para realizar el ejercicio, en el mejor de los casos terminan con la salida del animal del hipódromo para ser destinados a otros fines. Sin embargo un porcentaje afortunadamente bajo de competidores, termina su vida pistera, con lesiones lo suficientemente severas como para indicar la eutanasia del mismo o envueltos en accidentes fatales en carrera tras una lesión, lo que implica un serio riesgo tanto para los jinetes como para el resto de los competidores.

Dr. Enrique Castillo
equaid63@hotmail.com
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TEMPERAMENTO Y VELOCIDAD EN EL CABALLO DE CARRERA

TEMPERAMENTO Y VELOCIDAD EN EL CABALLO DE CARRERA


La “energía nerviosa”, esta fue la manera como Federico Tesio exitoso criador de caballos purasangre, denomino una condición propia de los mismos la cual según sus observaciones, estaba específicamente relacionada con la velocidad. De acuerdo con esto, en el articulo anterior coincidíamos que junto a factores tales como fenotipo, metabolismo celular y entrenamiento, había un factor mucho menos estudiado relacionado con la actitud, el temperamento o la intensidad con la que el animal se desempeñaba durante el ejercicio y el cual contribuía significativamente a caracterizar la manera como el caballo accionaría durante todo el trayecto de la competencia. Un relato sobre el desempeño de Funny Cide en los días previos y durante el Belmont Stake del 2003, ilustraba perfectamente mucho de lo expuesto en ese articulo y particularmente, de alguna manera, hacia referencia a esa condición que Tesio hace ya algún tiempo atrás había sido capaz de observar.
La mañana del 3 Junio, solo días antes del Belmont Stake (ultimo paso de la Triple Corona Americana), Robin Smullen la “exercise rider’ o jinete traqueador de Funny Cide hacia lo imposible por contener al espectacular animal en su trayecto al punto donde debía levantar el galope para iniciar su ejercicio final en preparación al Belmont. Cuando ella finalmente lo soltó, este “voló” a través del primer furlong (1 furlong = 200mts.) en 11.18 segundos. Funny Cide continuo haciendo fuerza, Smullen le dio un poco mas de rienda y dejo al animal accionar cubriendo la media milla en 45.03 segundos para finalizar su ajuste de 1000 metros en 57.82 segundos, siendo el ejercicio mas veloz del día para la distancia. De inmediato surgieron comentarios, para muchos de los entrenadores rivales el ejercicio lucia demasiado “veloz”, especialmente para un caballo “agresivo”, al cual le seria muy difícil administrar su velocidad a través de los 2400 metros del Belmont Stake. Para Jerry Bailey jinete de Empire Maker, principal rival de Funny Cide en la carrera, el accionar del animal durante su “ajuste”, significo una sola cosa, las aspiraciones del mismo se verían drásticamente afectadas por la “intención”del animal. El 7 Junio día de la carrera, el análisis de los expertos sugería que para ganar el Belmont, José Santos jockey de Funny Cide tendría que “administrar” la velocidad inicial del animal en los primeros metros de la prueba. “Si Funny Cide no se “relajaba” y esperaba por las ordenes, si la delicada negociación entre el jockey de 110 libras y su conducido de 1000 libras fallaba, Funny Cide se “consumiría” en la pelea”.
Al darse la partida Santos y Funny Cide tomaron la delantera, el jockey se paro ligeramente sobre los estribos haciendo esfuerzos por contener la intención del animal, tal como Jerry Bailey había manifestado, era evidente la “pelea” entre el competitivo atleta y su jockey, cada uno tratando establecer su propio “tren de carrera”. Uno pensado, estudiado, el de Santos que sabia tenia que administrar la velocidad de su caballo a lo largo de todo el trayecto, conservando la energía suficiente para aguantar el avance de sus rivales en los metros finales de la misma. El otro, el de Funny Cide, irracional, testarudo y cargado de la intención que tiene un caballo de carrera superior cuando se trata de correr. Por otro lado, Bailey y Empire Maker hacían lo suyo para hacer aun mas dura la tarea de Santos. Bailey colocaba a su ejemplar a escasos metros del puntero, accionando de una manera mas relajada, pero estimulando al líder a aumentar su deseo de acelerar a mayor velocidad. Cuando giraron la ultima curva Santos, ahora si, animaba a su caballo a correr, sin embargo gran parte de la energía del mismo, se había “quedado en el bocado” durante la pelea que Funny Cide había entablado con su jockey en los metros iniciales de la prueba. Bailey, apenas estimulo ligeramente a Empire Maker y este rebaso con facilidad al puntero para terminar con las aspiraciones del mismo de triple coronarse.
Tras el análisis de sus observaciones Tesio sugirió que la calidad de un purasangre depende de la combinación de varios caracteres, (fenotipo, la biomecánica, el metabolismo celular etc.), todos estos influenciados por esa disposición, deseo o fuerza para correr que el denomino energía nerviosa. En mi opinión, el purasangre de carrera es el producto de un “pool” de genes seleccionados bajo un solo criterio, correr velozmente. Todos, unos mejor que otros están “construidos” para hacerlo. Las diferencias en el accionar de cada animal durante la carrera, bien sea “sprinter” o “stayer” (velocista o rematador) dependerá de la habilidad o la disposición del animal para controlar o administrar esa “energía”. Aquellos mas “educados” accionaran de una manera “relajada”, tal como mencionaban los expertos en sus análisis previos al Belmont, “esperando por las ordenes”, bajo un consumo energético optimo. Otros como Funny Cide, a pesar de su gran calidad y nivel competitivo, por su temperamento serán menos hábiles de controlar ese deseo de correr velozmente, eso en distancias cortas o intermedias probablemente los hace imbatibles, pero cuando las pruebas se alargan o la pelea en los tramos iniciales es fuerte, la intensidad con la que se desempeñan los agota mas rápidamente cediendo ante el cansancio en los metros finales de la prueba.

Dr. Enrique Castillo
equaid63@hotmail.com
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EL TREN DE CARRERA Y LA VELOCIDAD EN EL CABALLO DE CARRERA

EL TREN DE CARRERA Y LA VELOCIDAD EN EL CABALLO DE CARRERA

Buscando información para escribir este articulo, la siguiente aseveración llamo mi atención “Los más experimentados Handicappers a nivel mundial han establecido que el análisis de una competencia empieza y termina con el “paso” o “ritmo” de la misma”, o como más comúnmente se le conoce en nuestro hipismo con el “tren de carrera”. De inmediato surgieron algunas preguntas, “Que establece o define el accionar de un caballo durante la carrera”?, “Que produce las diferencias entre el “tren” que imponen unos u otros”?, “Seria posible cambiar las características corredoras de un animal”?. A continuación profundizaremos en el tema para encontrarle respuesta a alguna de ellas.
Efectivamente, cuando se hace el análisis de las ultimas actuaciones de todos los participantes inscritos en una carrera, unos mejor que otros podrán estimar o suponer como podría desarrollarse la misma. Al abrirse las puertas del “Starting Gate”, algunos animales brincaran al “tiro” alcanzando una máxima aceleración para tomar la punta a pocos segundos de la partida. Un segundo grupo se ubicara a escasos cuerpos de los punteros en posiciones intermedias y por ultimo algunos de los competidores quedaran al fondo del pelotón esperando el mejor momento para “acelerar”. La manera como la carrera se desarrolla y el resultado de la misma varia de competencia en competencia, sin embargo en líneas muy generales, si el accionar al inicio del trayecto es muy intenso o “suicida”, el agotamiento de varios de los animales que pelean la punta, debería traducirse en beneficio de alguno de los competidores que corriendo de una forma mas “administrada”, conservan sus energías para “atropellar” en los metros finales de la prueba. En otras oportunidades, los “punteros” pueden accionar de una manera mas cómoda conservando las fuerzas suficientes para mantener la delantera a través de todo el trayecto.
El accionar de un caballo en carrera va a depender de la combinación en el mismo de una serie de factores, algunos de ellos bien documentados como el tipo corporal y el tipo de células musculares presentes. Los caballos que tienden a buscar la carrera desde el “vamos”, físicamente son caballos con un mayor desarrollo muscular, de cabeza pequeña y cuello algo mas corto y el cuerpo mas largo en relación al largo de las patas. Sus músculos están formados por un tipo de fibra muscular que se contrae rápidamente y que es capaz de funcionar en condiciones anaeróbicas, el tren posterior de los veloces caballos “cuartos de milla” esta constituido en un 100% por este tipo de fibra muscular. Por otro lado los caballos que no alcanzan tal aceleración en los tramos iniciales del recorrido, pero que son hábiles de mantener un ritmo parejo por un tiempo mayor, tienden a ser caballos mas finos, con huesos ligeros y un desarrollo muscular mayor a nivel de las espaldas en comparación con los miembros posteriores, sus células musculares se contraen mas lentamente pero las mismas son más resistentes a la fatiga. Un factor menos documentado, en mi opinión muy particular, tiene que ver con la actitud o temperamento del animal. Federico Tesio catalogado como un “mago” de la cría del purasangre, en su libro “La cría del caballo de carrera”, hace mención a una actitud que él denomina “energía nerviosa” y que de acuerdo a sus observaciones es sinónimo de velocidad. Ese concepto mencionado por Tesio, también fue utilizado por John Hislop criador del gran Brigadier Gerard en su libro “Breeding for Racing”. Hislop haciendo referencia a la “energía nerviosa”, sugiere que la misma esta estrechamente relacionada con el temperamento del animal y que una dosis adecuada de la misma es necesaria para lograr un caballo de carrera superior. Pareciera entonces, que existe un componente diferente al físico que tiene que ver con el temperamento y que implica una mayor intensidad o intención al momento de realizar el ejercicio.
Estudios realizados en el campo de la fisiología del ejercicio han concluido que la locomoción del animal es un proceso que requiere de energía, de acuerdo a estos estudios los caballos son hábiles de seleccionar un nivel de velocidad en el cual el consumo de energía es mínimo. En otras palabras, existe un nivel de velocidad energéticamente optimo, en el cual la cantidad de oxigeno necesaria para recorrer una distancia determinada alcanza un mínimo valor. De acuerdo con esto, ese nivel de velocidad energéticamente optimo es propio de cada caballo y alterarlo significará un consumo energético menos eficiente que se traducirá en la fatiga temprana del animal. Tratar de cambiar el “estilo” o la manera de correr que tiene cada caballo con seguridad provocará el mal desempeño del mismo. En mas de una oportunidad hemos visto a un jockey tratando de controlar la intención que tiene un caballo cuando quiere correr en la punta, el resultado y tal como se conoce en el medio hípico es que el animal se “desgasta en el filete o bocado”. Peleando por imponer su ritmo normal de carrera, con sus energías completamente agotadas, finalizara sin duda al fondo del pelotón. Lo contrario produce el mismo efecto, el animal que usualmente corre a las “perdidas” es obligado a pasar parciales suicidas en los primeros metros de la prueba, para abandonar la lucha rápidamente y finalizar agotado en el ultimo lugar. Bien lo dice Tesio en el libro antes mencionado, “Los jockeys más exitosos, son aquellos con el mejor juicio del “paso” o “tren de carrera”, siendo el “paso” según el mismo Tesio, “el tiempo que le llevara a su conducido recorrer cierta distancia”.
De acuerdo con lo antes expuesto, el accionar de un purasangre de carrera durante una competencia, bajo condiciones normales, es predecible y repetitivo, convirtiéndolo en una variable de gran valor al momento de seleccionar el posible ganador de una prueba. Todo los caballos de acuerdo a su manera de correr son catalogados de “Sprinters” o “Stayers” (nombres que se da respectivamente a los caballos que enseñan velocidad o resistencia), sin embargo no ha sido fácil determinar donde termina la velocidad y empieza la resistencia, lo único cierto es que el purasangre de carrera ha sido seleccionado para correr velozmente y no puede haber velocidad sin resistencia, el caballo más veloz es aquel que recorre una determinada distancia en el menor tiempo posible, pasando la raya en el primer lugar, independientemente de la posición que el mismo haya ocupado en los tramos iniciales o intermedios del recorrido.


Dr. Enrique Castillo
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EFECTO DEL EJERCICIO SOBRE EL SISTEMA MUSCULO ESQUELETICO DE ANIMALES JOVENES


EFECTO DEL EJERCICIO SOBRE EL SISTEMA MUSCULO ESQUELETICO DE ANIMALES JOVENES

La industria del caballo purasangre de carrera, cada vez mas, tiende a la “aceleración” o al dinamismo de cada una de las fases o eventos que se suceden dentro del complicado proceso que significa obtener, levantar y mantener un animal de este tipo. Por esta razón, vemos que la tendencia de los criadores a nivel mundial, es obtener animales cargados de “precocidad”, lo que le permite a los mismos, dar sus primeros pasos en las pistas a escasos días de haber alcanzado los dos años de edad. Este afán de aceleración, se ha visto en cierta forma frenado por el temor a causar daños irreversibles en los componentes del sistema músculo-esquelético de jóvenes atletas. La posibilidad de provocar lesiones en animales jóvenes, tras el inicio de un programa de entrenamiento, antes de que huesos, músculos, ligamentos y tendones alcancen la madurez necesaria para garantizar la fortaleza y estabilidad de los miembros del animal, han retardado los deseos de propietarios y entrenadores, por ver a sus ejemplares compitiendo en pruebas publicas.
Por años, el proceso de maduración de animales jóvenes (yearlings), menores de dos años de edad, ha implicado una primera fase la cual tiene lugar en el haras o criadero. El ejercicio a potrero es considerado fundamental para el desarrollo de animales fuertes, capaces de soportar los rigores y el “stress” que acompañaran al joven potrillo una vez comenzado el programa de entrenamiento a nivel del hipódromo. La posibilidad de criar sus animales a potrero, ha sido por años una especie de sello de garantía que le da a cualquier criador, la seguridad de estar produciendo animales suficientemente fuertes para enfrentar con éxito su vida como atletas. La siguiente fase en este camino hacia la actividad atlética, se produce a nivel del hipódromo. La entrada de un potrillo de dos años al hipódromo para iniciar un programa de entrenamiento, implica en la mayoría de los casos, una serie de consideraciones y cuidados con el animal de manera de evitarle cualquier contratiempo que pudiera poner en peligro la vida atlética del mismo. Tras su arribo al hipódromo, el joven atleta limitara su actividad física, en principio, solo a caminar por algunos de los “senderos” o “picaderos” que se encuentran en el área de las caballerizas. Posteriormente y de acuerdo a la experiencia y criterio de su entrenador, irá a la pista, y tras varias jornadas de entrenamiento, el animal será progresivamente exigido pasando de solamente trotar, a galopar, hasta alcanzar el acondicionamiento necesario para “brisear” o en otras palabras, realizar ejercicios que implican mayor velocidad y significan el haber alcanzado el grado de condición necesaria para participar competitivamente en una prueba publica.
Lo antes expuesto, sin duda, debe sonar familiar a cualquiera que de una u otra forma haya estado involucrado directamente con las actividades relacionadas a la vida atlética de un caballo de carrera. Para aquellos que viven y disfrutan el espectáculo desde la “barrera”, seguramente esta introducción estará llena de lógica y sentido de conservación. Sin embargo, lo que hasta ahora había servido como una especie de “freno” a este afán de velocidad que envuelve a la industria, podría comenzar a cambiar.
Estudios realizados en los últimos años han fortalecido la idea, que el ejercicio de cierta intensidad a temprana edad, hecho de una manera adecuada, lejos de aumentar el riesgo de sufrir lesiones, favorecerá el acondicionamiento y la adaptación del sistema músculo-esquelético del animal, disminuyendo la posibilidad de que se produzcan daños a largo plazo. Es conocido que los huesos de los caballos atletas deben sufrir a lo largo de su vida un proceso de remodelación, que les permita alcanzar una forma capaz de soportar el “stress” o presión que se pone sobre los mismos durante la carrera. Los estudios realizados, han evaluado los cambios que ocurren en la forma de la “caña” o tercer hueso metacarpiano del miembro de anterior de un caballo luego de ser sometido a ejercicios de diferente intensidad. La “caña” o tercer metacarpiano de un animal joven, el cual no ha sido sometido a ningún tipo de ejercicio es casi perfectamente redonda. Para soportar la presión que se pone sobre el mismo durante la carrera, este hueso debe adoptar una forma elíptica, haciéndose más grueso hacia la cara anterior y hacia los lados. Lo que los estudios han demostrado, es que a pesar de que los huesos del caballo sufren una remodelación natural, provocada por la actividad que los potrillos realizan en los potreros o por algún tipo de ejercicio casual, esta no es adecuada y la forma adoptada por el hueso no le permitirá soportar el trauma y la fatiga que se producen sobre el mismo durante la carrera. Mas aun, los experimentos realizados con animales ya en entrenamiento han demostrado, que ejercicios de mayor intensidad tales como el trote o el galope, tampoco estimulan lo suficientemente al hueso para que adopte la forma necesaria que le dé solidez y resistencia. Las conclusiones de estos trabajos han sido claras, solo con ejercicios que impliquen velocidad se puede alcanzar la remodelación adecuada que prepara al hueso para soportar el “stress” de la carrera. Dicho de otra forma, según estos estudios, las practicas tradicionales utilizadas con miras a ir introduciendo gradualmente un joven atleta a niveles de ejercicio cada vez más exigentes, no son capaces de preparar los huesos de los mismos para correr. Por esta razón, luego de meses de cuidar al animal, tras su primer ejercicio fuerte o “briseo”, inexplicablemente para su entrenador, ocurre lo inevitable, la “caña” del potrillo cede al esfuerzo del trabajo produciendo entre otras posibles lesiones, las conocidas “cañeras”, condición que afecta a un alto porcentaje de animales jóvenes al inicio de su carrera atlética, retardando su debut y traduciéndose en perdida de tiempo y dinero.
Es de hacer notar que estos estudios han sido realizados exclusivamente a nivel del tercer metacarpiano o “caña” del caballo, otras estructuras tales como articulaciones o tendones no han sido incluidas en estos estudios, sin embargo los investigadores no descartan que el efecto de un ejercicio controlado y adecuado, de mayor intensidad, a temprana edad, también pudiera ser beneficioso para la adaptación de estas estructuras al esfuerzo de la carrera. Definitivamente el problema es complejo e implica cambios en los métodos tradicionales tanto de crianza como de entrenamiento. Nuevas tácticas o métodos deberán ser desarrollados de manera de introducir a los futuros atletas en programas de entrenamiento que implique ejercicios de velocidad a más temprana edad.


Dr. Enrique Castillo
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PREPARACION DEL CABALLO PARA LA CARRERA


PREPARACION DEL CABALLO PARA LA CARRERA
El entrenamiento de un atleta, deportista de alto nivel para una competencia, es el producto de meses y hasta años de preparación tanto física como mental, que le permiten al mismo adquirir un tope de condición que alcanza su máxima expresión a escasa horas del inicio de la competencia. El entrenamiento diario prepara a los atletas para que su organismo funcione de una manera eficiente durante el ejercicio, pero sumado a esto, el estímulo de la competencia genera sensaciones tales como el miedo o la excitación, que provocan la secreción de sustancias por parte del organismo, cuya función es generar un estado de alerta que, casualmente, prepara a los principales sistemas corporales para hacerlos más eficientes durante la actividad física. En el caso específico del caballo en su estado más natural, este tipo de sustancias se liberan para estimular en él mismo, una respuesta de defensa a una situación de peligro como puede ser la presencia de algún depredador. Los sistemas corporales se sumaran para que el caballo utilice de la forma más eficiente su principal mecanismo de defensa, la velocidad.
¿Pero qué ocurre en el caballo de carrera?; ¿en qué consiste ese proceso de adaptación o acondicionamiento a la actividad física?; ¿qué sucede a escasa horas del inicio de la competencia?.
El entrenamiento de un caballo de carrera, consiste principalmente, de galopes diarios sobre distancias que pueden variar entre los dos kilómetros y los tres kilómetros y medio, combinado con ejercicios de velocidad sobre distancias más cortas conocidos como “briseos”. A medida que el caballo se va acondicionando al ejercicio el nivel de exigencia del mismo debe ir aumentando progresivamente, este aumento progresivo en el nivel de entrenamiento es lo que permite la adaptación física y mental del caballo al ejercicio. Sí al caballo no se le exige progresivamente en el entrenamiento, él puede alcanzar algún grado de condición, pero nunca a un nivel que le permita desempeñarse con éxito en carrera. Lograr que el caballo alcance el tope de su condición no es tarea fácil, el ejercicio excesivo, no controlado, denominado comúnmente como “overtraining” puede debilitar y provocar el colapso de los principales sistemas corporales del animal, causándole trastornos tales como inapetencia, depresión y quizás lo más importante, lesiones a nivel de su sistema locomotor. El entrenamiento diario va a influir directamente sobre el sistema respiratorio y cardio-vascular haciendo más eficiente durante el ejercicio el aporte de oxigeno y compuestos energéticos a los tejidos, en especial al músculo. Igualmente, procesos tales como la termoregulación y la eliminación de sustancias producto del metabolismo, que causan fatiga muscular, también se ven mejorados. La adaptación cardio-respiratoria al ejercicio ocurre mucho más rápido que la del sistema músculo-esquelético, esto es importante a considerar ya que al mejorar la disposición del caballo ante el ejercicio, sin haber alcanzado el acondicionamiento de músculos, tendones, ligamentos y huesos, el caballo estará propenso a sufrir lesiones en sus miembros. El acondicionamiento de músculos, ligamentos y tendones mejora el desempeño del caballo durante el ejercicio, pero también y quizás aun más importante, le da a los miembros la estabilidad necesaria para soportar no sólo el peso del caballo, sino también el del jinete, que al final de la carrera en el animal fatigado, se multiplican varias veces causando lesiones.
Cuando el caballo alcanza el tope de condición adopta una actitud de “superioridad”, con ella nos está diciendo que quiere correr, y en su más simple “raciocinio” animal, él se siente preparado física y mentalmente para competir. Esta actitud, en mi opinión personal, ya que no ha sido estudiada en el caballo, la asocio con el “estado de euforia” que provocan en los atletas humanos unas sustancias producidas por el organismo conocidas como endorfinas, altos niveles de las mismas han sido asociados a la práctica de actividad física provocando en las personas que se ejercitan regularmente un estado placentero físico y mental. Como podemos ver el acondicionamiento físico del caballo no sólo implica cambios a nivel cardio-respiratorio y músculo-esquelético para que estos sistemas sean más eficientes durante el ejercicio, también implica un cambio de conducta, un estado de animo que se alcanza bajo un régimen de entrenamiento exigente pero progresivo, que permita la adaptación del animal a los niveles de exigencia sin provocar el colapso del mismo.
El día de la carrera el caballo espera calmadamente en su “puesto”, aproximadamente unas dos horas antes de la hora de partida comienza la ultima fase de la preparación del animal para afrontar la competencia. Desde el mismo momento que su caballerizo abre la puerta del “puesto”, rompe su calma y lo toma de la jáquima para comenzar a “vestirlo”, (colocación de los implementos que usa el caballo para correr) se inician una serie de eventos asociados a la liberación de una sustancia conocida como adrenalina, los cuales crecen progresivamente, alcanzando su nivel máximo a escasos minutos de la partida. Apenas el caballo deja su caballeriza, el corazón comienza a latir más rápidamente, alcanzando los 70 a 90 latidos por minuto al momento del ensillaje. El bazo, órgano ubicado en la cavidad abdominal, que en el caballo actúa como reservorio de glóbulos rojos, se “exprime” y lanza al torrente sanguíneo un gran número de células rojas extra, un “doping”sanguineo que ocurre de forma natural, ambos eventos facilitan el transporte de oxigeno por la sangre hacia los tejidos. La respiración, así como la cantidad de aire inhalado y exhalado van elevándose gradualmente de acuerdo a las necesidades corporales de oxigeno, las cuales pueden aumentar hasta treinta y cinco veces con respecto al reposo. Estos eventos junto a otros más, se van sucediendo gradualmente durante el proceso de “calentamiento” del animal, alcanzando su máximo nivel, cuando el caballo ya dentro del aparato de partida, espera sólo el timbre para comenzar a correr.
Nos podríamos preguntar entonces, ¿el caballo corre asustado?, quizás algo de eso puede ocurrir en el potro indócil que hace su debut, igual que cualquier novato en cualquier deporte puede ser presa del nerviosismo, sin embargo el caballo, un animal de habito, se acostumbra a la carrera, a la cercanía de otros caballos en el pelotón, al publico, al terronazo, al látigo a la victoria.

Dr. Enrique Castillo
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