lunes, 3 de diciembre de 2007

EL PARTO EN LA YEGUA



EL PARTO EN LA YEGUA


Con la llegada del mes de enero, (hemisferio norte) se inicia a nivel de los criaderos, el nacimiento de los nuevos potros y potrancas que conformaran la generación de dicho año y que representaran una vez mas, la posibilidad de que dentro del grupo se encuentre alguno con las cualidades suficientes para convertirse en un nuevo campeón.
El estudio de rebaños salvajes ha enseñado que el parto de la yegua es un evento en el cual juegan papel importante los “lazos” o parentescos entre los individuos que conforman el rebaño. Al momento del parto, el semental o macho dominante del rebaño, junto al hijo (macho) mayor de la yegua que esta próxima a parir, se encargan de proteger a la misma de depredadores que pudieran ser atraídos a la escena del parto. El hijo mayor de la yegua hace equipo con su padre, siendo el momento del nacimiento uno de los pocos eventos en que los machos cooperan en defensa del rebaño. Definitivamente estas observaciones a nivel de rebaños salvajes distan completamente de lo que ocurre al momento del parto en la mayoría de los criaderos a nivel mundial, donde muchas de las yeguas alojan en sus vientres cuantiosas inversiones que requieren de una atención especial para garantizar un nacimiento exitoso.
En los establecimientos de cría manejados de manera intensiva, las yeguas preñadas de acuerdo a su fecha probable de parto, comienzan a ser ubicadas en potreros o pastos que se encuentran alrededor de la “maternidad” o como se conoce al establo dedicado al uso exclusivo de las yeguas que están próximas a parir. Dos a tres semanas previas a la posible fecha de parto, las yeguas comienzan a ser revisadas a diario. El propósito de tal revisión es determinar ciertos cambios que permiten establecer que el momento del parto esta cerca. La relajación de los ligamentos pélvicos y perineales, la elongación de la vulva, el desarrollo de las glándulas mamarias y la aparición de una secreción conocida como “wax”, la cual es precursora del calostro, son signos que permiten determinar que la yegua esta lista para parir. La mayoría de los partos ocurren entre las once de la noche y las cuatro de la mañana, es por esto, que cuando los signos antes mencionados se hacen evidentes, las yeguas son colocadas en establos o áreas donde la misma puede ser observada con facilidad en horas de la noche.
El inicio del parto no solo depende de factores inherentes al feto o a la yegua, es indispensable que el medio ambiente alrededor de la misma, sea lo suficientemente tranquilo y seguro para que esta se sienta confiada e inicie las labores de parto. En la yegua, el parto ha sido dividido en tres etapas claramente diferenciadas. La primera etapa puede producirse en un rango de treinta minutos a seis horas, en la misma, el feto juega un papel importante y activo tratando de adoptar la posición correcta dentro del útero que le permita avanzar sin problemas hacia el canal de parto. La yegua también colabora en el proceso y manifiesta signos similares a los que enseña un animal con dolor abdominal. La sudoración del cuello y los flancos, la frecuente micción y defecación, intranquilidad y ansiedad son otros de los signos observados. Esta primera etapa finaliza con la ruptura de las membranas fetales y la expulsión repentina y explosiva de un fluido rojizo, hecho que se conoce comúnmente como “ruptura de fuentes” o “romper aguas”. El segundo estadio, tiene una duración promedio de veinte minutos, sin embargo puede variar en un rango de diez a sesenta minutos, finalizando con la salida del potro al exterior. La yegua se “hecha” sobre uno de sus lados y comienza a contraer su abdomen fuertemente ayudando a la expulsión del potrillo. Junto al gran esfuerzo que realiza la madre, el potro también participa activamente en el proceso, por lo que potros débiles o moribundos, pueden complicar la culminación del nacimiento. Un factor indispensable para la ocurrencia normal del parto, es que el potro en la etapa previa, haya sido capaz de adoptar una posición correcta. Los miembros anteriores deben estar extendidos, uno ligeramente mas adelante que el otro y la cabeza perfectamente alineada y apoyada sobre los mismos, cualquier diferencia o alteración con esta posición impedirán el avance del potrillo a través del canal de parto y su salida al exterior. Las alteraciones en la posición correcta, se traducen en partos distócicos, los cuales en muchos casos pueden ser lo suficientemente complicados para producir la muerte del potro, de la yegua, o de ambos. La etapa que pone fin al evento del parto en la yegua, es la expulsión de las membranas fetales. Estas deberán ser expulsadas dentro las siguientes dos a seis horas posteriores al parto. Cuando la placenta no es expulsada dentro del rango normal, existe la posibilidad de que surjan problemas relacionados a la liberación de toxinas, las cuales pueden provocar entre otras alteraciones, una inflamación a nivel de los cascos de la yegua, conocida como infosura o laminitis, siendo en algunos casos tan severa que causa la muerte de la misma.
A pesar de toda la atención que se da al momento del parto, siempre existe la posibilidad de que problemas o situaciones irregulares afecten a la yegua, al potrillo o ambos. Las hemorragias, especialmente debidas a la ruptura de la arteria uterina, la ruptura del útero o del recto, y los cólicos post-parto son algunas de las condiciones que pueden afectar a la yegua. En el caso del potrillo la mayoría de los inconvenientes surgen, cuando por alguna dificultad al momento del parto, se compromete la disponibilidad de oxigeno para el mismo, provocando daños cerebrales que se traducen en potros con dificultad para mantenerse de pie y alimentarse, estos potros llamados “dummies”, implicaran cuidados intensivos, costosos, que no siempre serán exitosos y que con mucha seguridad desde temprana edad, limitaran la capacidad corredora del futuro atleta.

Dr. Enrique Castillo
equaid63@hotmail.com
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