martes, 16 de diciembre de 2008

ENDOMETRITIS: MANEJO REPRODUCTIVO DE LA YEGUA “PROBLEMA”

ENDOMETRITIS: MANEJO REPRODUCTIVO DE LA YEGUA “PROBLEMA”

La yegua “problema” o susceptible a endometritis es aquella que a pesar de activar sus mecanismos de defensa celulares e inmunológicos inmediatamente posterior a la entrada de agentes contaminantes durante el “servicio”, desarrolla un estado inflamatorio crónico por su incapacidad de “drenar” estos agentes fuera del útero de una manera rápida. Tal condición ha sido asociada a yeguas viejas o con muchos partos. En estas yeguas el útero esta relajado, flácido y “hundido” en el abdomen. En las yeguas jóvenes o con pocos partos el útero está en posición justo a nivel del piso de la pelvis. Por el contrario en las yeguas viejas o con muchos partos, el útero es como una “hamaca” entre los dos ovarios. El ligamento ancho que sostiene al útero en su posición normal se ha “estirado”, especialmente después de que la yegua ha tenido un alto número de potros. El problema no es la incapacidad de la yegua a responder celular e inmunológicamente a la infección, lo que no trabaja adecuadamente es su capacidad de “drenar” el útero debido a una combinación de factores que implican: la flacidez y la incorrecta posición del útero en el “fondo” del abdomen, la debilidad de los músculos uterinos al momento de contraerse y las mas esporádicas y menos consistentes contracciones que el mismo realiza, todas estas condiciones se une para afectar el drenaje.
El manejo reproductivo de la yegua “problema” o susceptible a sufrir endometritis, va más allá de la sola aplicación de terapias. El conocimiento de la historia reproductiva, un examen físico completo, el estatus del útero y de la actividad ovárica y la condición de los genitales externos son factores que deben ser determinados previos al servicio para garantizar el éxito. La endometritis es una condición que puede afectar yeguas de cualquier raza sin embargo en aquellas donde la presión de una “temporada de monta” o de “servicio” existe, la misma es aun más significativa.
Lo primero que debemos conocer es el estatus uterino y el nivel de actividad ovárica de la yegua que va a ser servida. Ovarios activos con un crecimiento folicular adecuado y un útero “limpio” son vitales para aumentar la posibilidad de una yegua de concebir. El veterinario realiza el examen ultrasonográfico del tracto reproductivo, y determina la actividad ovárica de la yegua, identificando aquellos folículos en crecimiento que a futuro podrán producir el ovulo que será fertilizado por el espermatozoide. De igual manera durante el examen se puede determinar si existe acumulación de fluido dentro del útero. La presencia de fluido dentro del útero usualmente se asocia con endometritis. Sin embargo en oportunidades, especialmente en los estadios iníciales del proceso infeccioso, la acumulación de fluido puede estar ausente. Muchas de las yeguas que van a ser servidas, en el caso de la yegua purasangre, vienen de haber parido apenas 7 a 10 días atrás. En aquellos casos en los cuales haya existido alguna complicación durante el parto, o haya sido necesario una excesiva manipulación para ayudar a la salida del potrillo, el riesgo de contaminación uterina aumenta. De igual manera cuando la placenta no es expulsada durante las siguientes 6 horas post parto, la posibilidad de que agentes contaminantes alcancen el útero también es mayor. En cualquier caso, si tras la evaluación con el ultrasonido existe evidencia de infección, el lavado del útero con grandes volúmenes de solución salina está indicado. Los lavados se realizan con un catéter “Foley” el cual se introduce en el útero a través del cérvix y permite drenar todo el contenido uterino garantizando que el mismo este limpio para el momento del servicio. Luego del servicio debido a la entrada de agentes contaminantes junto al semen, la yegua debe ser “lavada” de nuevo. Los lavados posteriores al servicio no deben efectuarse antes de las 6 horas siguientes al mismo, de esta manera el espermatozoide tiene el tiempo necesario para alcanzar el oviducto. Lo recomendable es “lavar” la yegua después de las 6 horas pero antes de las 20 horas posteriores al servicio. Mientras más tiempo permanecen los agentes contaminantes en el útero luego del servicio, mayor es el grado de inflamación que se produce y menor el chance de la yegua de quedar preñada.
La Oxitocina es una hormona que participa en la contracción uterina durante el parto, ayuda a la expulsión de la placenta y también interviene en la “bajada” de la leche. En yeguas viejas la producción de esta hormona puede ser algunas veces inadecuada. Trabajos realizados por investigadores en la Universidad de Florida han demostrado que la Oxitocina administrada posterior al servicio, ayuda a limpiar el útero dentro de los 30 minutos siguientes al mismo. Lo recomendado es hacer el primer lavado uterino entre las 6 a 8 horas posteriores al servicio, seguido de inmediato por la administración de 1 cc de Oxitocina IV. La yegua se revisa nuevamente al día siguiente, y si todavía no ha ovulado y hay evidencias de acumulación de fluido en el útero, el lavado y la inyección de Oxitocina se pueden repetir. No se recomienda hacer este procedimiento más de dos veces ya que el mismo proceso de por si es irritante para el útero y puede ser contraproducente. Programar el “servicio” de la yegua lo más cerca posible al momento de la ovulación es vital, a menor número de servicios menor el grado de contaminación que se produce y mayor el chance de la yegua de concebir. En algunos casos, específicamente en aquellas yeguas que fallan en quedar preñadas a pesar de ser “lavadas” antes y después del servicio, es recomendable tomar muestras para hacer cultivos uterinos y determinar el agente infeccioso presente. Una vez determinado el agente infeccioso y a cual antibiótico es sensible, los lavados uterinos pueden ser combinados con la administración del antibiótico indicado. Tras la infusión del útero con antibióticos, un margen de tiempo adecuado debe ser dado antes de administrar la Oxitocina para garantizar el efecto del medicamento. Trabajos de investigación con otros tipos de sustancias como por ejemplo el uso de plasma han sido reportados. Sin embargo ninguno tratamiento ha demostrado ser más efectivo que el “flushing” o lavado uterino, como una forma de compensar la deficiencia que sufren en la yegua susceptible a sufrir de endometritis los mecanismos de defensa físico del útero.
El tema es demasiado complejo para ser tratado detalladamente en un artículo como este. La integridad de las “barreras” anatómicas propias de la yegua que contribuyen a evitar la entrada de agentes contaminantes al útero es otro factor importante que no ha sido comentado y podrá ser tema de un tercer articulo. Sin embargo, por ahora, tengamos presente que lograr un útero “limpio” antes y después del servicio, programar el “servicio” de la yegua lo más cerca posible al momento de la ovulación, garantizar condiciones higiénicas adecuadas para el manejo reproductivo de la yegua y el semental y establecer exámenes veterinarios rutinarios previos y posteriores al servicio son todas medidas que contribuirán a al éxito.

Dr. Enrique Castillo M.V.
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lunes, 10 de noviembre de 2008

ENDOMETRITIS: CAUSA DE INFERTILIDAD EN LA YEGUA

La infertilidad en la yegua puede ser ocasionada por una variedad de factores o condiciones que sin excepción producirán un resultado similar, una yegua incapaz de producir un potro vivo. Pareciera difícil de creer, pero una de estas condiciones que produce infertilidad, ocurre inicialmente como una respuesta fisiológica normal en el 100% de las yeguas que están bajo un programa de monta natural o de inseminación artificial. La endometritis es el nombre que se le da a la inflamación del endometrio, una “capa” o mucosa que tapiza la cara interna del útero, donde se implanta el embrión para su futuro desarrollo. Lo irónico de esta condición es que en principio la misma se produce con la intención de garantizar la sobrevivencia del futuro ser, sin embargo, en ocasiones se convierte en el principal obstáculo para finalizar exitosamente la difícil tarea de producir un potrillo vivo y saludable.
Una vez la yegua es “servida” por un semental o inseminada, los espermatozoides o células sexuales del macho viajaran a través del útero hasta alcanzar unas estructuras tubulares llamadas oviductos. Los oviductos conectan al útero con los ovarios y en ellos se lleva a cabo la unión del espermatozoide con el ovulo, la célula sexual de la hembra, luego que este es “liberado” desde el ovario al momento de la ovulación. La unión de ambas células sexuales a nivel del oviducto formaran un embrión que dará inicio al desarrollo de un nuevo ser. El embrión en su regreso al útero transita a través del oviducto durante los siguientes 5 a 6 días posteriores a la ovulación, tras los cuales, y ya en el útero, se implantará para posteriormente completar su desarrollo hasta la formación de un nuevo potrillo. Hasta aquí pareciera no existir inconveniente alguno, sin embargo, la entrada del semen al útero junto con bacterias y otras partículas contaminantes no pasó desapercibida para los mecanismos de defensa locales del útero. La activación de mecanismos físicos, celulares e inmunológicos provoca una respuesta inflamatoria local que tiene como único objetivo “limpiar” el útero. Una falla en la eliminación de estos factores contaminantes de una forma rápida implicará un ambiente uterino inadecuado para el momento en que el embrión regresa al útero y un serio obstáculo para la supervivencia del mismo. En pocas palabras tras el “servicio”, el semental deposita en el útero de la yegua junto con el semen, bacterias y otras partículas contaminantes que son reconocidas por la defensa local del útero como extrañas. El útero reacciona en contra de estos agentes externos generando una respuesta inflamatoria temporal que de una forma rápida y efectiva debe “limpiar” el útero de la yegua dentro de las siguientes 96 horas posteriores al servicio. Esto permitirá un medio ambiente uterino adecuado que garantizará la vida del embrión y eliminará los agentes externos generadores de la inflamación.
Podríamos entonces preguntarnos: Si este comportamiento o respuesta inflamatoria es fisiológicamente normal y se produce en cada yegua que es “servida”, ¿donde está la diferencia entre el grupo de yeguas fértiles que mantienen su gestación hasta el final y otro que a pesar de reaccionar de la misma manera ante la “invasión”, falla en su intento de concebir y retorna en “celo” a escasos días posteriores al servicio?. En la yegua normal los mecanismos de defensa celular, inmunológicos y físicos se activan inmediatamente luego del servicio y reconocen al semen, las bacterias y pequeñas partículas como componentes no propios del útero. Células de defensa especializadas de la serie blanca migran hacia la luz uterina y alcanzan su mayor actividad 8 horas después del servicio englobando y digiriendo partículas contaminantes microscópicas y bacterias. En la yegua normal esta actividad celular es tan eficiente, que para las 12 horas posteriores al servicio estas células han logrado controlar totalmente la situación y se retiran. De igual forma los elementos de mayor tamaño son drenados fuera del útero gracias a la activación de mecanismos de tipo físico que incluyen vigorosas contracciones del útero y activación del aparato muco-ciliar. De esta manera la yegua normal es capaz de eliminar el 60% de los componentes contaminantes en las primeras dos horas posteriores al servicio y limpiar totalmente el medio ambiente uterino dentro de las 12 primeras horas, eliminando el estimulo que mantiene la condición inflamatoria dentro del útero con tiempo suficiente para esperar el arribo del embrión a un medio ambiente uterino que garantiza la vida del mismo. Por el contrario en el grupo de yeguas que fallan en su intento de defender el útero, la limpieza y el control de la respuesta inflamatoria no se cumplen dentro un periodo de tiempo adecuado. La reducción en la eficiencia de los mecanismos de defensa permite la rápida multiplicación de las bacterias las cuales se adhieren a la pared del útero y mantienen un estado inflamatorio permanente que provoca la muerte embrionaria.
Este tipo de yegua que falla reiteradamente en su intento de llevar una gestación a término a pesar de ser “servida” con sementales de reconocida fertilidad en establecimientos de cría donde se realiza un manejo reproductivo adecuado, se conocen como yeguas “problemas” o susceptibles a endometritis. La edad es uno de los factores que hace a la yegua más susceptible a sufrir de endometritis e infecciones uterinas crónicas, en otras palabras la yegua de más edad está más a riesgo que la yegua joven. Aunque lo anterior es verdad, más que la edad, es aun más importante a la hora de considerar quien tiene más probabilidades de sufrir esta condición, el número de partos que ha tenido la yegua. Una yegua de 10 años con 6 gestaciones quizás pueda ser más susceptible de sufrir de endometritis que una yegua de 15 años con solo dos gestaciones. Bien sea en yeguas de cierta edad como en yeguas que hayan tenido varios partos, las barreras anatómicas que evitan la entrada de agentes contaminantes e irritantes al útero, como el tono y la conformación de la vulva así como la tonicidad y la fuerza de contracción uterina se ven afectadas. Esto permite la entrada de agentes externos al interior del útero y afecta también el drenaje normal de los mismos. Debido a las grandes pérdidas que se producen año a año por este problema entre los criadores y propietarios de yeguas, mucho dinero se ha invertido en su estudio, hoy en día existen protocolos de manejo específicos para aumentar en un porcentaje importante la posibilidad de llevar una gestación a término en las yeguas susceptibles a endometritis.

Dr. Enrique Castillo
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domingo, 4 de mayo de 2008

LA HERENCIA LIGADA AL CROMOSOMA X

HERENCIA LIGADA AL CROMOSOMA X


En 1865 Gregor Mendel, tras analizar los resultados de sus experimentos, enunció una serie de leyes que regían la transmisión de la herencia de padres a hijos. Los genes son segmentos específicos de ADN ubicados en las células de los seres vivos, los cuales contienen toda la información necesaria para la formación de un nuevo ser. Las observaciones hechas por Mendel sostenían que la expresión de características tanto físicas (tamaño, color del pelaje, apariencia corporal), cómo no físicas (conducta, inteligencia, lívido, carácter etc.) dependían exclusivamente de la dominancia o recesividad de los genes, independientemente del sexo del antecesor que lo transmitía. Estas ideas permanecieron intactas por más de un siglo; sin embargo, el avance de la genética en la transmisión de la herencia, han demostrado que algunos genes no siguen tal comportamiento y su expresión si está sujeta al sexo del progenitor que los transmite. En el caso específico del caballo purasangre ciertas características que influyen en la habilidad atlética del animal se transmiten de esta forma y han permitido a genetistas, criadores y estudiosos del pedigrí tratar de conseguir explicación a las variaciones que existen en la transmisión de la misma de generación en generación.
En Abril del año 1977 una multitud cercana a los 22.000 espectadores se dio cita en el hipódromo de Keeneland en Kentucky. El propósito de tan nutrida concurrencia era observar a una potranca alazana de nombre Sexetary que se disponía a hacer su debut en la tercera carrera de la tarde. El público asistente esa tarde a Keeneland se aglomeró en el "paddock" al momento del ensillaje, aplausos y vítores salieron espontáneamente cuando la potranca ya con su jinete, alegró su andar rumbo al aparato de partida. Pero, ¿por qué Sexetary era el centro de atención?. La razón no era otra sino su padre. Sexetary era el primer descendiente del triplecoronado Secretariat que participaba en una competencia pública; la expectativa del mundo hípico por ver a los descendientes del "supercaballo" imitar las hazañas atléticas de su padre no se hacían esperar. Sin embargo, el cuarto lugar de Sexetary esa tarde fue el inicio de una serie de decepciones. Secretariat no era capaz de transmitir a sus hijos la misma capacidad atlética que él demostró durante su permanencia en las pistas.
Pero no todo estaba perdido, Secretariat murió en 1989 y ya, antes de su muerte, algunos criadores habían comenzado a observar una particular tendencia entre los hijos de sus hijas. Las hijas de Secretariat, incluso aquellas de pobres campañas pisteras cómo la misma Sexetary (0 victorias, $1.425), se habían convertido en excelentes yeguas madres a nivel mundial, produciendo campeones de la talla de A.P Indy y Summer Squall, (ambos hijos de la yegua madre de 1982, Weekend Surprise), Chief’s Crown, Dehere y Storn Cat. De igual forma otros grandes corredores cómo Buckpasser, Key to the Mint y Graustark se comportaban en la cría de igual manera que Secretariat, nunca destacaron cómo padres de grandes corredores o padres de padrillos, sin embargo demostraron una condición fuera de serie cómo abuelos maternos.
Por años, la tendencia, cuando se estudia el origen de un purasangre para determinar sus posibilidades de éxito, es darle al padrillo una mayor importancia cómo el transmisor de la capacidad atlética a sus descendiente. Sin embargo actualmente tras los avances en el conocimiento de la transmisión de la herencia, otros nombres o posiciones dentro del árbol genealógico de un potro han ganado fuerza e importancia a la hora de medir el futuro desempeño del animal en las pistas. El descubrimiento de material genético ligado específicamente al cromosoma X, obliga actualmente a cualquiera que desee medir las bondades de un determinado pedigrí, no sólo a considerar al semental y a la yegua madre del producto, sino también tendrá que darle importancia a la madre del padrillo, al abuelo materno y al abuelo materno del padrillo, este último denominado comúnmente cómo la "posición número 12".
Una de las teorías que tratan de explicar este salto generacional de la habilidad atlética, sostiene que algunos grandes corredores exhiben un alto nivel sólo cuando los genes que lo determinan son transmitidos por la madre. Cuando ese mismo grupo de genes son transmitidos por el padrillo, lo hacen "apagados" o "inactivos". Secretariat no destacó cómo padre de corredores, tampoco sus hijos tuvieron mayor influencia cómo padrillos en la cría, sin embargo, sus hijas lo convirtieron en un abuelo materno excepcional. Somethingroyal la madre de Secretariat, era una hija de Princequillo, un destacado abuelo materno. En la cría, ella produjo cuatro ganadores clásicos incluyendo al destacado Sir Gaylord. ¿Cómo se aplicaría la teoría en este caso?. Somethingroyal transmite a Secretariat los genes que determinan una alta habilidad atlética de manera "activada", esto hace que su hijo los exprese y sea un excelente corredor. Secretariat por su parte, al ir a la cría y por su condición de macho, le transmite a sus hijos (machos y hembras) estos genes pero "apagados" o "inactivados", por esta razón sus descendientes no expresan la capacidad atlética de su padre. Cuando las hijas de Secretariat van a la cría, por su condición de hembra vuelven a pasar el grupo de genes a sus hijos en forma activa, produciendo excelentes corredores nietos de Secretariat. Los hijos de Secretariat, que tampoco tuvieron éxito cómo padrillos, quizá siguiendo la misma tendencia, deberán esperar una generación más para entonces a través de sus hijas convertirse en destacados abuelos maternos.
La aplicación de la genética llamada por algunos la ciencia del siglo 21, es cada vez mayor dentro de la cría del caballo purasangre, su entendimiento será cada vez más trascendental en la intención de obtener los cruces adecuados con miras a producir un futuro campeón.

Dr. Enrique Castillo
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lunes, 4 de febrero de 2008

EL TIPO O EL FENOTIPO Y SU IMPORTANCIA EN LA CRIA DEL CABALLO DE CARRERA

EL TIPO Y EL FENOTIPO Y SU IMPORTANCIA EN LA CRIA DEL CABALLO DE CARRERA

En un articulo escrito en 1945 sobre consideraciones genéticas del caballo, el autor, un estudioso de mente privilegiada, utilizó la siguiente anécdota para ilustrar una característica muy particular de la herencia y la transmisión de caracteres de padres a hijos. Según el propio autor, en una oportunidad recibió una carta de una hermosa y famosa bailarina de la época, en la cual, esta le sugería que concibieran un niño. En dicha carta la bella mujer escribía: “Con mi cuerpo y tu inteligencia nuestro hijo debería ser un ser súper dotado”. A lo cual el sabio respondió, “¿Pero que pasaría si el niño tuviera mi cuerpo y tu inteligencia?”. En otras palabras, la transmisión de los genes que van a definir cada uno de los rasgos, características, habilidades y bondades de un ser vivo, es un hecho regido completamente por el azar y por tanto esta enmarcado dentro de un amplio rango de posibles combinaciones genéticas.
Definitivamente la obtención de un caballo de carrera, hoy mas que nunca, esta basada en hechos y fundamentos científicos, especialmente aquellos que provienen del estudio de la genética, ciencia que se ha convertido en un factor fundamental en la búsqueda de explicaciones, que permitan llevar a cabo la difícil tarea que implica encontrar el “cruce” perfecto para obtener un futuro campeón. Criadores y asesores en materia de pedigrí gastan un gran numero de horas definiendo cual es el padrillo que mejor va o “cruza” con su yegua, sin embargo, muchas veces terminan aceptando que lo que lucia perfecto en el papel no lo fue en la practica. Pero, ¿qué pudo haber sucedido?, ¿dónde estuvo la falla?. Quizás la respuesta a este enigma se encuentre en las características físicas o “tipo” de los progenitores que dieron origen al fallido campeón. Considerar el “tipo” o fenotipo de los progenitores, y específicamente evitar variaciones marcadas en el tamaño y características físicas de los mismos, es uno de los conceptos mas recientes que ha sido introducido como un factor importante al momento de planear un “cruce”. En otras palabras, para obtener los mejores resultados un criador debería “mezclar” animales con una conformación física o “tipo” similar.
Muchos podrán preguntarse, ¿exactamente donde esta el valor o la ventaja de todo esto?. Sin duda que existen varias, la primera de ellas tiene que ver con la posibilidad de predecir de una manera más confiable el “tipo” o las características de un potrillo, producto del cruzamiento entre un padrillo y una yegua con características similares. Al reducir el rango de diferencia entre los “tipos” de los progenitores, también se reduce la posibilidad de obtener combinaciones genéticas no predecibles, muchas de las cuales generalmente son negativas para lograr el balance que le permitiría al futuro atleta desempeñarse de una forma mecánicamente eficiente. El “cruce” de progenitores extremadamente diferentes resulta, la mayoría de las veces, en potrillos carentes de proporción en lo que respecta a tamaño y forma, evitando que el mismo sea desde el punto de vista de la biomecánica, lo suficientemente “correcto”, para convertirse en un animal de carrera superior. Por otro lado, y es mi opinión muy particular, pienso que este nuevo concepto de proporcionalidad y similitud en el “tipo”de los ancestros que aparecen en un determinado pedigrí, le dan un mayor sentido a algunas de las teorías usadas por mucho tiempo por criadores y asesores de pedigrí a nivel mundial para conseguir “cruces” exitosos. El inbreeding, uno de los métodos mas comunes para planificar “cruces”, implica la repetición en el pedigrí de animales superiores. Definitivamente la frecuencia con la que aparecen determinados individuos en un pedigrí, se traduce en una mayor carga o influencia de las características físicas o “tipo” de los mismos en la apariencia que caracterizara al futuro potrillo. Mientras mas ancestros similares, considerados corredores superiores, puedan converger en un determinado “cruce”, mayor será la posibilidad de obtener descendientes mejor dotados desde el punto de vista del balance y la mecánica, lo que les permitirá desempeñarse a un mas alto nivel de competencia.
Para tratar de ilustrar de una forma sencilla lo anteriormente expuesto, pensemos como propietarios deseosos de conseguir el mejor padrillo para cruzar nuestra yegua. Con conocimientos de conformación básicos, nos damos cuenta fácilmente que nuestra yegua no es muy grande, su cuello es corto y sus cuartillas son largas y algo vencidas. Quizás nuestra búsqueda se enfocaría en encontrar un padrillo de gran tamaño, con largo cuello y cuartillas cortas que compensara con su físico las deficiencias que presenta nuestra yegua. Sin embargo en lo que respecta a la herencia, la mezcla de blanco con negro no necesariamente tiene que ser gris. Los excesos de uno de los progenitores, no necesariamente contrarrestaran los defectos del otro. Tampoco seria sensato, por mas similitud que queramos tener entre los progenitores, utilizar un padrillo igual de pequeño y desproporcionado a nivel de su cuello y miembros. Entonces, ¿qué seria lo correcto?. Lo correcto seria tratar de servir nuestra yegua con un padrillo “promedio”, bien proporcionado y armónico en lo que respecta a sus características corporales y que entre sus ancestros comparta con nuestra yegua el mayor numero de individuos superiores. Este tipo de padrillos, “promedio” o “average”, van o “cruzar” bien con un gran numero de yeguas. Dentro de este tipo se encuentran muchos de los mas populares sementales a nivel mundial y año a año liderizan las estadísticas de todo tipo por el numero de corredores superiores que producen.
Sin dudas es un tema de verdad interesante, a partir de ahora y cada vez mas la planificación de “cruces” deberá ir mas allá del análisis en el papel o en programas de computación. La observación detallada y el análisis fenotípico de los progenitores, el conocimiento de las características físicas que caracterizan las diferentes líneas o familias y que pasan de generación en generación y la adecuada combinación de las mismas con el fin de predecir de alguna forma lo que nos deparara la herencia, serán de vital importancia. Usando el estudio del pedigrí y las variables biomecánicas, las cuales implican forma y proporcionalidad de los progenitores, los criadores a nivel mundial están alcanzando los mejores resultados en sus programas de cría

Dr. Enrique Castillo
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